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Crítica de Teatro

Un drama en clave de comedia

La mentira y la infidelidad en el seno de dos parejas burguesas, amigas entre sí, es el núcleo y único tema de la pieza del joven autor francés Florian Zeller. Una comedia que llena teatros en Francia y en España, quién sabe si por ser absolutamente insustancial.

Como premisa, un triste, incluso trágico planteamiento: el hecho de que los miembros de un matrimonio, después de 15 años de convivencia, no sepan cuándo el otro miente, o bromea o sufre; que cuando se dicen te quiero con locura y te he engañado con otro o con otra, lo hacen exactamente con la misma ligereza intrascendente.

Carlos Hipólito desarrolla aquí su gran potencialidad de cómico serio

En lugar de profundizar en estos temas, verdaderamente universales e intemporales, Zeller se decanta por el ingenio, por el juego verbal, y desde ese punto de vista hay que reconocer que la obra, aunque previsible, constituye un verdadero alarde.

Tolcachir pone en juego sus grandes dotes y dirige con solvencia y agilidad un texto casi sin acciones, quedándose casi siempre en el ámbito del realismo. Faltan sorpresas y se echa de menos un poco de riesgo -quizá por la vía del surrealismo, o incluso del disparate- pero su dirección es tan eficaz como la iluminación y los demás ingredientes que intervienen en función.

Sobresale, eso sí, el grupo de actores encabezados por una pizpireta Natalia Millán y por un Carlos Hipólito que desarrolla aquí su gran potencialidad de cómico serio e inocente.

El público se ríe mucho y, cuando sabe ya por donde van los tiros, se permite incluso chatear con sus silenciosos móviles. Serán los tiempos.

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