El fascinante y eterno reto de la música de Bach

Crítica música

Andrés Moreno Mengíbar

16 de febrero 2010 - 05:00

Pablo Fernández. Ciclo Jóvenes Intérpretes del teatro de la Maestranza. Programa: Suites nº 1 en Sol mayor y nº 6 en Re mayor para violonchelo solo, de J. S. Bach. Solista: Pablo Ferrández. Fecha: Lunes, 15 de febrero. Lugar: Teatro de la Maestranza (Sala Manuel García). Aforo: Dos tercios.

Realmente debe ser difícil para un violonchelista sustraerse, aun en sus tiempos de formación, a la seducción de las seis suites que para ese instrumento a solo escribiera Johann Sebastian Bach. Nada se ha escrito desde entonces para ese instrumento en solitario que pueda rivalizar en profundidad musical, exigencias técnicas y atractivo sonoro. Debe ser para un estudiante de este instrumento como un reto permanente, como una piedra de toque sobre la que recalar periódicamente con una mezcla de veneración, de desafío y de miedo.

El joven Pablo Ferrández, procedente de esa cantera que es la Escuela Reina Sofía (que ofrece a los jóvenes dotados lo que el sistema educativo español no quiere ofrecer, esto es, excelencia) no ha podido evitar el presentarse en Sevilla con dos de las suites bachianas, con resultados contrastantes. Las obras exigen un completo control técnico del instrumento que Ferrández posee en buen grado, especialmente en lo referente a las agilidades. Con todo, conforme se adentraba en la imponente sexta suite el sonido comenzó a flaquear en definición y en limpieza, emergiendo roces y asperezas que al final fueron más frecuentes de lo aconsejable. Y en materia de afinación se evidenciaron imoprecisiones en el registro agudo en más de una ocasión.

Donde cuestionaría más su interpretación sería en el terreno estilístico. No es por ser purista, pero a esta música le cuadra mal el fraseo exagerado (ralentizaciones y cambios dinámicos sin necesidad), el exceso de legato, un sonido demasiado ampuloso y vibrante y tempi demasiado lentos.

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