Otro final para el 'Tartufo' de Molière

Viento Sur Teatro. Autor: Molière. Dirección: Antonio Raposo y Maite Lozano. Intérpretes: Jorge Cuadrelli, Eloína Marcos, Rocío Cuadrelli, Carmen Aceituno, Juan Luis Corriente, Paco Gámez, Ismael Múrtulla y Antonio Raposo. Escenografía: Jorge Cuadrelli y Antonio Olivares. Música: Paz de Alarcón y grupo. Vestuario: Juana Guerrero. Producción: Maite Lozano. Lugar: Palacio de la Buhaira. Fecha: Viernes, 8 de agosto. Aforo: Completo.

Desde que en 1994 Maite Lozano y Jorge Cuadrelli inauguraron la Sala El Cachorro, Viento Sur, el grupo formado por ellos, se ha convertido, trabajando a la sombra de las grandes compañías, en uno de los puntales del teatro sevillano y ejemplo del empeño continuo y honesto.

Dedicados, en gran medida, a la enseñanza, la escuela de arte dramático de Triana ha formado a buen número de intérpretes que enriquecen las tablas del teatro andaluz.

Especializados en lo clásico han presentado en la excelente iniciativa de teatro estival del Palacio de la Buhaira tres espectáculos de Molière. El enfermo imaginario, Las preciosas ridículas y la obra que nos ocupa y con la que cierran su participación, Tartufo. Ingente trabajo para una compañía que mantiene, de esta forma, un repertorio capaz de satisfacer, por sí sola, la programación de un festival.

La versión de Reposo y Lozano plantea un desenlace distinto al que escribió Molière. Fiel hasta la última escena, los directores de este Tartufo lo han modernizado y llevado a una realidad que vemos todos los días reflejada en las noticias de corrupción y que, muchas veces, no es suficientemente penalizada.

La hipocresía de los falsos devotos, tema del Tartufo, la mentira para sacar provecho a costa de arruinar moral y económicamente a una familia son puestos de manifiesto en esta versión que mantiene el original y sólo lo aligera con expresiones que ayudan al espectador a sentirse más cerca de este texto de hace más de 300 años pero que se mantiene fresco como el día de su estreno.

Una buena ocasión para disfurtar de Molière, no muy visitado en nuestras carteleras, a manos de una puesta en escena artesana.