Cada vez que tenía oportunidad, Antonio Núñez Montoya El Chocolate defendía que para cantar a gusto era necesario tener la casa cubierta, que sólo cobrando la cosa podía salir bien. Había pasado tantas noches en los cuartitos de la Alameda de Hércules cantándole a ingratos señoritos que le negaban el saludo al día siguiente que sabía de sobra que en este entorno hostil el arte no aparece. Por eso, este jerezano criado en Sevilla, en la de la época dorada de lo jondo (Los Pavones, Vallejo, El Sevillano…), hablaba de dinero a las claras y rehuía de esa mitología que asocia el duende a la necesidad como forma de reivindicar la dignidad del artista y la profundidad del flamenco.

Precisamente con este doble objetivo nace Zona flamenca, una iniciativa de Factoría Cultural que propone viajar a las memorias flamencas de la periferia, pero “desde dentro, no desde fuera”, justo como defendía este cantaor, inmortalizado por martinetes en la película de Carlos Saura y recordado por sus inolvidables fandangos.

Así, el proyecto, que incluye cinco conciertos gratuitos en Polígono Norte, Polígono Sur, Tres Barrios, Palmete y Torreblanca, se presenta como “una intervención artística que activa dinámicas comunitarias transformadoras desde lo jondo y lleva la cultura de calidad donde más falta hace”. Es decir, como ha señalado en rueda de prensa su impulsor Miguel Ángel Vargas, es una “forma de conectar la memoria flamenca de estos barrios con artistas que han formado parte de su paisaje natural”.

El flamenco, como arte crítico, antirracista y comprometido, ofrece a los jóvenes nuevos referentes e imaginarios, “mostrando cómo desde el extrarradio se desarrolla una estética personal y radical", defiende Miguel Ángel Vargas

Aquí, por tanto, el flamenco, como arte crítico, antirracista y comprometido, sirve para impulsar y vertebrar un discurso que “acerca nuevos referentes a la juventud de estos barrios” y, al mismo tiempo, ofrece nuevos imaginarios, “mostrando cómo desde el extrarradio se desarrolla una estética personal y radical y creando conexiones improbables”, ha expresado Vargas en el Centro Cerámica de Triana acompañado del alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, la directora general de Cultura, Isabel Ojeda, parte del equipo de Factoría y muchos de los artistas que forman parte del cartel.

En concreto, el primer recital arranca este viernes día 1 en la Plaza Río de Janeiro (Polígono Norte, 21 horas) con un concierto “sobrio” protagonizado por un elenco de raigambre jerezana que cuenta con la maestría de Luis el Zambo, uno de los cantaores más admirados por su personal eco y dominio del compás. Junto a él estará la joven Felipa del Moreno, emparentada con los Pantojas y los Moneos y una de las voces más prometedoras de lo jondo; Agujetas Chico e Iván Carpio, pertenecientes a dos de las dinastías cantaoras más fructíferas de Jerez; el guitarrista, poeta y escritor, José Gálvez, que ha compartido giras con nombres como Parrilla de Jerez, Moraíto, Gerardo Núñez o Joaquín Cortés y las palmas de Chicharito de Jerez y Manuel Tarote. Ellos le rendirán tributo a este genuino cantaor y puro, cuyo cante, escribió el crítico Miguel Acal, “quizá sea la expresión de una pena racial, ahogada muchos años”.

El ciclo continuará entre abril y mayo con otros cuatro conciertos dedicados a artistas gitanos, con trayectorias inconstantes y no especialmente conocidos por el gran público, pero muy queridos y admirados por los suyos, como fueron Pepa la Calzona, Carmen la del Titi, Bizco Amate o Tragapanes, todos  pertenecientes a las clases obreras que durante la segunda mitad del siglo XX sufrieron el estigma y el éxodo de los barrios históricos de Sevilla (Triana, San Bernardo, Macarena o Alameda) a otros del extrarradio.

El próximo jueves día 7 en Las Vegas los cantaores Lole Montoya, Ezequiel Montoya y El Pati y El Coco, de Triana Pura, recodarán a Pepa la Calzona con las guitarras de Manuel Vega 'El Pati' y Eugenio Iglesias y el piano de Diego Amador

Mujer, gitana y ciega, la trianera Josefa Filigrana Moreno, conocida como Pepa la Calzona, ha sido ejemplo de resistencia ante las adversidades y regaló a la afición momentos mágicos como su participación en los 70 en la serie documental de José María Velázquez-Gaztelu Rito y Geografía del Cante y en 1983 con Triana Pura en el Teatro Lope de Vega.

Para recordarla se reunirán el próximo jueves 7 de abril, un día antes de la celebración del Día Internacional del Pueblo Gitano, en Utopía esquina con Arquitecto José Galnares -la calle que atraviesa Las Vegas (Polígono Sur)-, artistas de la talla de Lole Montoya, Ezequiel Montoya y Triana Pura (El Pati y El Coco), al cante; los guitarristas Manuel Vega ‘El Pati’ y Eugenio Iglesias y el pianista Diego Amador.

A ellos les seguirá el 22 de abril en Madre de Dios (Tres Barrios) la propuesta dedicada a la también trianera Carmen la del Titi (Carmen Rodríguez Vargas), participante de ese mítico Triana Pura, cuyo cartel encabezan Pastora Galván y Carmen Ledesma, dos bailaoras de distintas generaciones pero que comparten su mirada racial y auténtica.

Ya el 20 de mayo, Manuel Gerena, Asunción Pérez ‘La Choni’, Alicia Acuña o Los Voluble, entre otros nombres, homenajearán en Palmete (Tres Barrios) a Bizco Amate (Enrique Guillén Cascajosa), un cantaor bohemio que se buscaba la vida cantando en las tabernas y cuyos fandangos son testimonio de un activismo político que le costó más de una noche en el calabozo. Por último, el día 21 en Torreblanca se recordará al cantaor José Rodríguez Lara ‘Tragapanes’, familia de Los Caganchos, con un recital que contará con artistas como Romerito de Jerez, Jesús Heredia y Carrete de Málaga, que recogen el testigo del que es “memoria viva del barrio”.

En este sentido, como ha añadido el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, Zona flamenca “muestra el flamenco que sucede más allá de lo que programan los teatros o de lo que propone la Bienal”.