Cultura

Un genio callado

Cante: Juan José Amador, Angelita Montoya, Guillermo Manzano. Guitarra: Eugenio Iglesias. Percusión: Paco Vega. Baile: Carmelilla Montoya. Lugar: Paseo de la O de Sevilla. Fecha: Miércoles, 25 de junio. Aforo: Unas 500 personas.

Ha marcado con profunda huella el flamenco actual desde su modesta posición de cantaor para el baile. Es el cantaor completo: afinación prodigiosa, fraseo justo, compás exacto, timbre pleno de colores, emoción, creatividad. No obstante, siempre que lo veo como solista me crea cierto sentimiento de frustración. No es que sus tarantas, sus fandangos de Lucena, soleares y bulerías de la noche del miércoles en Triana no fueran deliciosas. Lo fueron. Y también breves, atropelladas, ansiosas. Siendo el patriarca de la noche, su actuación fue, con mucho, la más corta. Juan José Amador lo da todo en el cante para el baile, como demostró por enésima vez en Triana al cantarle maravilloso a Carmelilla Montoya. Cuando él es el protagonista, sin embargo, no se toma su tiempo, su espacio: grabó un disco siendo un adolescente, y hasta hoy. Y, desde esta modesta posición de cantaor para el baile, ha marcado con huella indeleble el flamenco contemporáneo.

Fue un gustazo ver bailar en su barrio a una restablecida Carmelilla Montoya, tras superar una grave enfermedad. En Triana y por soleá, ese baile fresco, dulce, íntimo, casi susurrado. Guillermo Manzano ofreció por soleá el que fue sin duda el cante más emotivo de la noche. Y Angelita Montoya el cante festero marca de la casa donde los versos de Juan Manuel Flores fueron un ramillete de ángel en un recital espeso por momentos. Larga vida pues a este nuevo evento jondo que toma el testigo del extinto Festival de Triana incluso en su concepto de circunscribirse a artistas estrictamente trianeros.

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