Cultura

Uno de los grandes pensadores del siglo XX

  • Pionero en la aplicación del estructuralismo al estudio antropológico, su vasta obra marca un antes y un después en el estudio de las relaciones humanas

El antropólogo francés Claude Gustave Lévi-Strauss, padre del estructuralismo y uno de los grandes pensadores del siglo XX, que falleció a los 100 años, nació en Bruselas el 28 de noviembre de 1908, en el seno de una familia de intelectuales franceses de origen judío. Realizó estudios de Derecho y se licenció en Filosofía en la Universidad de la Sorbona en 1931.

Tras un breve paso por la docencia secundaria, fue nombrado miembro de una misión universitaria en Brasil y de 1935 a 1939 ejerció como profesor en la Universidad de Sao Paulo. Durante este periodo organizó y dirigió varias expediciones etnográficas al centro de Brasil (al Mato Grosso y la Amazonía) y estudió además las tribus indias del norte y el sur del continente americano.

De vuelta a Francia, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, fue movilizado de 1939 a 1940, hasta que abandonó ese país para trasladarse a Estados Unidos, donde enseñó en la New School for Social Research (Nueva Escuela para la Investigación Social) de Nueva York, entre 1942 y 1945. En 1944 fue llamado a Francia por el Ministerio de Asuntos Exteriores, pero al año siguiente regresó a Estados Unidos para ocupar las funciones de consejero cultural en la embajada francesa en Washington, cargo que abandonó en 1948 para dedicarse a su trabajo científico.

En 1949 fue nombrado subdirector del Museo del Hombre y en 1950 director de estudios en la Escuela Práctica de Altos Estudios. Posteriormente fue nombrado profesor en el Colegio de Francia, donde ejerció como catedrático de antropología social, cátedra que ocupó desde 1959 y hasta su jubilación en 1982.

Transformó la etnología contemporánea y elaboró un método original, aunando el método estructural y la aportación del psicoanálisis para interpretar los mitos, descubrir los grandes sistemas de pensamiento o explicar el funcionamiento social. Este fue el método usado para estudiar la organización social de las tribus de Brasil y la de los indios del norte y sur de América. Fue vital su encuentro en 1941 con el lingüista americano Roman Jakobson, tras lo que decidió aplicar el estructuralismo a los fenómenos humanos, comenzando por el parentesco.

Autor de numerosos libros, en 1949 publicó Las estructuras del parentesco y de sus expediciones por Brasil nació en 1955 su obra Tristes trópicos, considerado un texto fundamental de la etnología contemporánea. En 1958 apareció Antropología estructural; en 1962 publicó El pensamiento salvaje, en 1964 Lo crudo y lo cocido y en 1967 De la miel a las cenizas. También estudió los mitos en Mitologías, (1964-1971) y en 1993 publicó Mirar, escuchar, leer.

A lo largo de su carrera consiguió una gran popularidad, además de contar con el reconocimiento académico. En 1973 fue elegido miembro de la Academia Francesa, donde ocupó el asiento número 29, que anteriormente fue de Henry de Montherlant. Poseedor de la Gran Cruz de la Legión de Honor desde 1992, era además miembro extranjero de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, de la Academia Americana y del Instituto de Artes y Letras, también en Estados Unidos.

Era doctor honoris causa, entre otras, de las universidades de Bruselas, Oxford (Inglaterra), Chicago (Estados Unidos), Stirling (Escocia), Montreal (Canadá), de la Universidad Nacional Autónoma de México, de la Universidad Laval de Quebec, así como de Yale, Harvard, Johns Hopkins y Columbia, en Estados Unidos.

En 1966 recibió la medalla de oro y el premio de la Fundación Viking, otorgado por el voto internacional de la profesión etnológica; y en 1967 logró la medalla de oro de Centro Nacional de Investigación Científica de Francia. El 30 de marzo de 2005 fue galardonado con el Premio Internacional de Catalunya, que le entregó en París el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, el 13 de mayo de ese año.

El 28 de noviembre de 2008, con motivo de su cien cumpleaños, recibió el homenaje del mundo de la cultura y la ministra francesa de Cultura, Christine Albanel, descubrió una placa en su honor en el museo Quai Branly de París. Su centenario impulsó la reedición en castellano de la visión de Octavio Paz sobre su obra.

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