Haydn panteísta
Mapa de Músicas | Las estaciones de Haydn por Jordi Savall
Tras su registro de La Creación, Jordi Savall publica ahora Las estaciones de Joseph Haydn, el último oratorio del compositor austriaco, en una grabación reveladora
En los últimos años de su vida Franz Joseph Haydn (1732-1809) afrontó dos proyectos de gran formato que constituyen una especie de testamento artístico y espiritual: Die Schöpfung (La Creación, 1798) y Die Jahreszeiten (Las estaciones, 1801). Leídos juntos, forman un díptico que condensa la tensión de una época: el impulso racional y cosmológico heredado de la Ilustración y, al mismo tiempo, la apertura hacia nuevas figuras de lo íntimo y lo subjetivo que acabarán caracterizando el Romanticismo. Las estaciones, fruto del libreto adaptado por Gottfried van Swieten a partir del poema homónimo de James Thomson, ofrece una vía privilegiada para rastrear ese paso de un mundo ordenado por la razón a otro en el que la naturaleza reclama presencia propia.
El papel de Gottfried van Swieten es decisivo para entender la génesis de ambas obras. El barón Van Swieten actuó como mediador cultural: su biblioteca y sus encuentros musicales pusieron en contacto a Haydn, Mozart y otros músicos vieneses con la tradición bachiana y haendeliana. Con Las estaciones, Van Swieten, traductor y hombre de corte, trató de sintetizar en un libreto sus preocupaciones estéticas, didácticas y morales, que parecieron encajar con la sensibilidad de Haydn: el interés por la descripción natural, la celebración de las labores humanas y un fondo teológico menos dogmático y más imbuido de una inmanencia casi panteísta. Esa piedad laica –la idea de que lo divino puede hallarse en la experiencia del mundo y no sólo en sus grandes verdades doctrinales– atraviesa Las estaciones y conecta el oratorio con el pensamiento ilustrado que, en su vertiente más humanista, celebraba la observación y la comprensión de la naturaleza.
Musicalmente, Las estaciones reivindica el detalle y la anécdota frente al fresco cósmico de La Creación. Si el oratorio de 1798 se abre con el Caos y progresa hacia la génesis de la luz y la gloria humana, el oratorio de 1801 se ocupa de la vida cotidiana: la siembra y la vendimia, la caza, la tormenta, las nieblas del invierno. Haydn desplaza el centro desde la representación del origen del mundo hacia una visión de la experiencia humana ante los fenómenos naturales. El resultado es una partitura que alterna coros de gran formato y paisajes orquestales descriptivos con pequeñas páginas de carácter –arias, dúos y escenas campesinas– que anticipan la sensibilidad romántica por lo local, lo expresivo y lo melancólico.
Esa inclinación hacia la naturaleza entendida como sujeto activo y no sólo como escenario es una de las claves para leer el panteísmo sutil que subyace en este trabajo. En Las estaciones la naturaleza ejerce una función moral: enseña, ordena, conmueve. Hay una confianza ilustrada en la observación empírica y en la lectura de la experiencia como vía de conocimiento, pero esa confianza convive con una atención afectiva que ya no se contenta con la mera descripción. Puede hallarse en la música de Haydn una voluntad de empatía con los ritmos del campo y con las emociones que genera un modo de tratar lo natural como un ideal interlocutor del hombre. Esa doble dimensión racional y sensible traza la transición hacia un Romanticismo que pronto hará de la naturaleza un territorio privilegiado de la subjetividad.
Desde el punto de vista estructural, Las estaciones conserva rasgos del oratorio clásico (introducciones orquestales, recitativos, arias, coros) pero los utiliza para articular una dramaturgia fragmentaria, episódica, en la que la acumulación de escenas crea finalmente un sentido mayor. La tormenta del Verano, el coro de la vendimia en el Otoño o la cavatina del viajero perdido en el Invierno son ejemplos de cómo Haydn consigue efectos programáticos que, sin abandonar la tradición formal, incorporan una imaginería sonora de gran eficacia. Asimismo, algunos procedimientos –el uso de motivos reconocibles, la alternancia entre bloques corales y episodios solistas, los finales de tipo fugado en la tradición sacra– muestran cómo Haydn maneja el legado barroco y clásico para proyectarlo hacia nuevas preocupaciones expresivas.
La imposición de esta nueva sensibilidad no fue un acto aislado. Van Swieten, cuyo trabajo de traducción y selección textual fue crucial, conectó a Haydn con una concepción del oratorio que no negaba la tradición religiosa pero sí reconfiguraba su función: la obra quedaba abierta a una lectura civil y estética, más próxima a la experiencia colectiva que al sermón doctrinal. Es esa apertura la que permite que La Creación y Las estaciones se lean como respuestas complementarias: la primera contempla el inicio y la grandeza; la segunda, la continuidad, el trabajo y el paso del tiempo. Juntas, ofrecen una genealogía musical que señala el final de una era y el germen de otra.
Si hay una lección que dejan estos dos grandes oratorios es la de una música capaz de unir razón y sentimiento, alto pensamiento y detalle humano. En la Europa que salía de la Ilustración y se encaminaba hacia el Romanticismo, Haydn compuso no sólo para impresionar, sino para educar: la música es enseñanza estética; la naturaleza, escuela moral. Ese doble propósito, meditado y sonoro, explica por qué La Creación y Las estaciones siguen siendo textos decisivos para comprender el tránsito intelectual y estético de finales del XVIII y principios del XIX.
En ese marco histórico y estético aparece de nuevo el incansable Jordi Savall (Igualada, Barcelona, 1941) para firmar una entrega de Las estaciones que forma parte de un empeño sostenido hacia la música de Haydn. El doble CD que publica ahora el sello Alia Vox con la altísima calidad gráfica y documental habituales, recoge la grabación realizada en la Colegiata de Cardona en mayo de 2024. Allí se reunieron la soprano Lina Johnson, el tenor Tilman Lichdi, el barítono Matthias Winckler, la Capella Nacional de Catalunya y Le Concert des Nations, con Lina Tur Bonet como concertino.
Como Savall viene haciendo desde hace tiempo, muchos de los intérpretes de coro y orquesta salieron del proyecto YOCPA (Youth Orchestra and Choir Professional Academies), que según el propio Savall es “un programa dedicado a fomentar la participación activa y creativa de jóvenes músicos en proyectos de alta exigencia artística”. Jóvenes invitados a dos academias para preparar intensamente la obra, pues para el maestro catalán, Las estaciones “presenta grandes retos, tanto para los solistas como para el coro”. En concreto, “los jóvenes cantantes del coro tuvieron que enfrentarse a pasajes de extrema precisión rítmica, modulaciones repentinas y texturas de gran densidad armónica. El resultado ha sido fruto de una intensa preparación, una escucha colectiva muy atenta y un verdadero espíritu de grupo”. Su incisiva lectura ilumina a Haydn en su condición de pensador de la naturaleza y del tiempo humano.
La ficha
DIE JAHRESZEITEN
Franz Joseph Haydn (1732-1809): Die Jahreszeiten (Las estaciones) Hob.XXI:3 [1799-1801]
Lina Johnson, soprano (Hanne)
Tilman Lichdi, tenor [Lukas]
Matthias Winckler, barítono (Simon)
La Capella Nacional de Catalunya
Le Concert des Nations (Lina Tur Bonet, concertino)
Director: Jordi Savall
Alia Vox (2 CD)
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