Misma historia, nuevas voces
TURANDOT | CRÍTICA
La ficha
****Ópera de Giacomo Puccini con libreto de Giuseppe Adami y Renato Simoni. Reparto: Kristina Kolar, Héctor Sandoval, Laura Brasó, Pablo Ruiz, Manuel de Diego, Jorge Franco, Josep Fadó, Alejandro Baliñas, César San Martín. Escolanía de Los Palacios. Coro del Teatro de la Maestranza. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Escenografía y vestuario: Jean-Pierre Ponnelle. Iluminación: Juan Manuel Guerra (sobre diseño original de Joan Sullivan). Dirección de escena: Emilio López (sobre diseño original de Sonja Frisell). Dirección musical: Jacopo Brusa. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Jueves, 14 de noviembre. Aforo: Lleno.
La magia de la ópera se volvió a conjurar esta noche gracias a la música de Puccini y a la coherencia y vistosidad de la producción de esta ópera, como lo demostró todo el público aplaudiendo en pie desde el primer momento al finalizar la representación. Hay que poner en el haber de este resultado la brillante prestación de la Sinfónica, capaz de sonar con contundencia a la vez que con delicadeza y transparencia, con una sección de metales en plenitud de facultades. Jacopo Brusa pareció querer sacar partido de tan sobresaliente instrumento y dirigió pensando en la espectacularidad del sonido del foso en las escenas de conjunto, lo que se tradujo en que alguna de las voces se perdían y no pasaban a la sala. No fue la suya una dirección tan atenta al detalle de fraseo y sus tempos fueron algo más lentos que los del primer director. Los finales de los actos primero y tercero sonaron con contundencia, quizá excesiva, pero también espectacular.
El principal perjudicado del exceso decibélico de Brusa fue el Calaf de Héctor Sandoval. La voz posee calor y color, muy pasional en el fraseo, pero le falta proyección, el sonido se queda atrás. Matizó muy bien en Non piangere Liù, con bellos reguladores y ligando las frases con delicadeza, pero acortó mucho las frases en Nessun dorma, como reservándose para el "Vincerò!" final que, de todas formas, no arrancó aplauso alguno. La voz de Kolar posee cuerpo y suena con plenitud en toda la franja, sin estridencias en el agudo y con capacidad para el detalle de fraseo. El color es oscuro y en la zona grave tiende a engolarse. Sensacional sin ambages la Liù de Laura Brasó, de una delicadeza en la manera decir y de una luminosidad en la voz dignas de triunfar. Sus reguladores en los finales de sus dos intervenciones dieron al medida de la fragilidad del personaje. Se llevó los más sonoros aplausos y ovaciones. Por último, sobresaliente también Alejandro Baliñas, voz de auténtico bajo pero clara, muy bien proyectada y capaz de controlarla y modelarla con gusto y sentido expresivo, como en su lamento por la muerte de Liù.
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