‘Ifigenia en Táuride’: la “revolución” de Gluck llega al Maestranza

La ópera se representa por primera vez en el teatro del Paseo Colón en una coproducción internacional que dirige el sevillano Rafael R. Villalobos

Beatriz Arjona: instrucciones para experimentar otras vidas

El equipo de esta producción de ‘Ifigenia en Táuride’ posa en el exterior del Maestranza.
El equipo de esta producción de ‘Ifigenia en Táuride’ posa en el exterior del Maestranza. / Juan Carlos Muñoz

El Maestranza acoge la semana próxima, los días 11, 13 y 15, “una de las obras maestras que le faltaba al repertorio del teatro”, Iphigénie en Tauride (Ifigenia en Táuride), de C. W. Gluck, una coproducción del coliseo sevillano, la Opera Ballet Vlaanderen de Amberes y la Opéra Orchestre National de Montpellier con dirección de escena del sevillano Rafael R. Villalobos y la dirección musical de la griega Zoe Zeniodi que toma como trasfondo del argumento de la tragedia de Eurípides la invasión rusa de Ucrania.

Zeniodi, “una de las maestras con más potencial y carrera internacional de la actualidad, que ha tomado la batuta frente a orquestas de Chicago, Los Ángeles o París”, como apuntó el director general del Teatro Maestranza, Javier Menéndez, calificó de “honor y placer” revisitar “una historia que en mi país estudiamos en la escuela” y que refleja “lo que pasa en la sociedad, porque las cosas no han cambiado mucho”.

La versión que plantea Villalobos despierta en Zeniodi una intensa emoción, según contó la directora. “Fui en Amberes a dos representaciones y a veces las lágrimas no me dejaban ver lo que sucedía en el escenario. Y en los ensayos le decía a Rafael: Dejo la orquesta a solas que me voy a llorar”, bromea esta profesional a la que la prensa ha puesto el apodo de Ms. Dynamite, y que celebra que Villalobos dé voz aquí a Clitemnestra, a la que interpreta Beatriz Arjona, la última ganadora del Premio Carmen a la mejor actriz por Fin de fiesta. “En Grecia, se habla de Clitemnestra como un carácter difícil, se dice que mató a su marido pero no que lo hizo porque él había mandado sacrificar a su hija. Es hermoso que un español lo explique”.

Rafael R. Villalobos.
Rafael R. Villalobos. / Juan Carlos Muñoz

Para Zeniodi, el “revolucionario” Gluck es “difícil” de abordar, pero encarna un “milagro” al que sólo llegan compositores superdotados como Mozart. “Frente a una partitura suya puedes poner a cantantes de distintos estilos y todo funciona a la perfección, tal es su riqueza. Eso te deja la libertad de explorar”. Raffaella Lupinacci (Ifigenia), Edward Nelson (Orestes), Damián del Castillo (Toante) y Alasdair Kent (Pílades), además de los actores Beatriz Arjona (la mencionada Clitemnestra) y Nacho Gómez (Agamenón) encabezan un reparto que tiene maravillada a la directora helena. “Es muy importante tener un cast en el que puedes confiar en los unos y en los otros, donde predomina la sensación de que vamos juntos en esto”, sostiene Zeniodi, que afirma también que en la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla “me abrazaron desde el primer minuto”. Menéndez elogia la labor del Coro del Maestranza, “una agrupación reducida que no llega a 30 cantantes y que está trabajando con precisión y calidad”.

Villalobos recordó que la tragedia griega es “el reflejo en el que la ópera se ha mirado” y “todas las revoluciones del género vienen de ahí”. El creador sevillano, que vuelve con este trabajo a la que llama su “casa”, el Maestranza, destacó que en los tiempos de Eurípides la escena, “lejos de proporcionar simple entretenimiento, era una herramienta muy importante de la democracia”. Los griegos llamaban Táuride a la península de Crimea, disputada por Rusia y Ucrania, y el director quedó sobrecogido por el ataque aéreo al teatro de Mariúpol, ocurrido el 16 de marzo de 2022. “No quiero decir que ese episodio me inspiró, porque la inspiración es algo positivo, pero me llevó a preguntarme qué lugar ocupa el teatro como refugio contra la barbarie. Pero esta Ifigenia propone una lectura muy fiel de los conflictos que aparecen en la obra”.

El sevillano, que estrena también la semana próxima en el Teatro Real de Madrid un díptico formado por La vida breve de Falla y Tejas verdes de Jesús Torres, cree que la ópera “es la única forma de arte en la que un andaluz, una griega, una italiana, un estadounidense y un australiano, cada uno con una educación y unos orígenes distintos, se sientan a hablar de la vida y de temas universales”.

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