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Ismael Jordi y Mariola Cantarero | Tenor y soprano

"Los cantantes de ópera vivimos en una pompa de jabón, y la vida es otra cosa"

  • Las dos grandes figuras internacionales del belcantismo andaluz celebran este sábado con un recital lírico en el Teatro de la Maestranza los 20 años de sus respectivas andaduras en los escenarios

El tenor jerezano Ismael Jordi y la soprano granadina Mariola Cantarero, en las inmediaciones del Teatro de la Maestranza.

El tenor jerezano Ismael Jordi y la soprano granadina Mariola Cantarero, en las inmediaciones del Teatro de la Maestranza. / Juan Carlos Muñoz

Llegan Ismael Jordi (Jerez, 1973) y Mariola Cantarero (Granada, 1978) riendo, relajados, cada uno con su café para llevar y nada más ver a algunos empleados de-toda-la-vida en la puerta del teatro, ya que no caben los abrazos en estos tiempos, se saludan casi a gritos y saltando. Luego, mientras el fotógrafo comprueba si hay luz suficiente en la calle, el tenor se queda mirando la fachada del Maestranza, suspira y le dice a la soprano: "Cuántas veces, cuántas veces...". Son las dos mayores figuras andaluzas del belcantismo, habituales en los grandes teatros internacionales desde mucho antes de su consagración en el circuito español. Y son dos amigos –la complicidad se nota a leguas; "nos gusta el mismo cachondeo", sintetiza él– encantados de volver una vez más a un escenario donde, en 2010, protagonizaron –partiendo como cantantes del segundo elenco, en teoría el no rutilante– una apoteósica Traviata que todos los presentes, a buen seguro, aún recuerdan. Este sábado, al mediodía, ofrecen un recital lírico en el teatro del Paseo Colón con el que celebran conjuntamente sus 20 años de carrera.

–No se cansan de juntarse...

–[Ismael Jordi] Claro que no, tenemos una buena amistad, hay mucha química, lo disfrutamos. [Mariola Cantarero] De hecho queremos que este concierto se vea en más sitios, y hay posibilidades porque es un formato más vendible en los tiempos que corren, dos cantantes y un piano es más fácil de programar. [I.J.] Claro, y además ya se verá qué pasa con las funciones de ópera. Ahora mismo no está muy claro el panorama y además el tenor siempre es un poco diferente, somos menos... [M.C.] Sois hombres...

–¿A qué se refiere?

–[M.C.] Es muy claro lo que quiero decir. Que si quieres ser madre, por ejemplo, tienes que parar. Yo ahora he tenido un chiquitito y es lo mejor que he podido hacer en mi vida, pero luego es duro volver, retomar la carrera cuesta mucho. Pero bueno, con todos los problemas que hay ahora, sin duda los dos somos unos privilegiados por poder subirnos al escenario a hacer lo que más nos gusta.

–¿Qué balance hacen del camino recorrido hasta ahora?

–[I.J.] Muy positivo. He cantado muchísimo fuera de España y he podido cumplir también la asignatura pendiente de cantar más en España, incluso zarzuela, porque estuve años sin cantar en el Teatro de la Zarzuela y ahora estoy volviendo. Pero lo más importante es que después de 20 años, que son muchos, tengo voz todavía. Y planes de futuro bonitos. [M.C.] Yo empecé mucho más pequeña que Ismael, he crecido como mujer y como cantante a la par. Y creo que lo mejor está por llegar todavía, ¡que tengo sólo 43 años!

El tenor jerezano y la soprano granadina, la tarde del jueves momentos antes de la entrevista. El tenor jerezano y la soprano granadina, la tarde del jueves momentos antes de la entrevista.

El tenor jerezano y la soprano granadina, la tarde del jueves momentos antes de la entrevista. / Juan Carlos Muñoz

–Pongamos que no existe la pandemia. Si un muchacho o una muchacha de Andalucía quisiera hoy, como ustedes en su día, comenzar en serio un camino como cantante lírico, ¿lo tendría más fácil o más difícil?

–[M.C.] Creo que ahora, para quienes empiezan, está todo mucho más difícil, no porque seamos nosotros mejores o peores, sino porque hay mucha más competencia que antes. Y el mercado lo que busca ahora es tres años y fuera, novedad, novedad, novedad. Es distinta ahora la idea de carrera. [I.J.] Estoy de acuerdo con ella. Va todo demasiado rápido. A veces, hasta rozar el absurdo.

–¿Y quién se cansa tan rápidamente de los cantantes, los programadores o el público?

–[M.C.] Yo me mojo: se cansan los que contratan. Porque el público ama a sus cantantes y quiere verlos, saber de ellos, verlos en distintos papeles, seguirlos. Y sin embargo les van cambiando a los ídolos, porque lo que interesa es que no haya ídolos. Eso hace que ya no haya carreras tan de fondo como las de antes. [I.J.] Yo creo que si algo he hecho bien ha sido que, cuando no he visto claro algo, he dicho no. Y no siempre es fácil porque hay gente que no acepta un no. Ahora, además, se presta demasiada atención a a cosas que yo no... Con las redes sociales todo el mundo está pendiente de dónde canta éste y dónde canta el otro. Y hombre, en vez de fijarte tanto en eso, mejor ponte a estudiar, ¿no? [M.C.] Nosotros somos de la vieja escuela, jóvenes aún pero formados con gente que tenía unos valores de otra época. Y qué pasa: que con el no te vas a tu casa, porque viene otro, a eso me refería antes. Si te ponen dinero encima de la mesa es fácil que no dejes de trabajar, pero el escenario es un arma de doble filo, porque lo mismo que te da cosas maravillosas, te las quita. Se cogen muchísimos vicios si no estás realmente preparado, por eso no puedes dejar de estudiar, y para eso no puedes estar siempre encima del escenario. [I.J.] Y formarte continuamente es hoy imprescindible, porque tienes que hacer de todo, correr, brincar, cantar en espacios muy grandes, a veces abiertos, que no te ayudan nada como cantante, con orquestas en plan a ver quién toca más fuerte...

–Hablaban antes de carrera de fondo. ¿Dónde quedan sus metas, en qué consisten?

–[I.J.] Yo me siento en un momento de madurez que me permite disfrutar más en el escenario, no digo que antes no lo hiciera, pero estaba más pendiente de otras cosas, cosas técnicas sobre todo, que ahora me salen de manera un poco más automáticas, o al menos sin pensar tanto. Me siento capaz de extraer más placer de lo que hago y donde antes lo pasaba regular o incluso mal, uy que viene esta parte, ahora ni me doy cuenta. Así que lo que quiero es seguir madurando y disfrutando y dándole emoción al público, no hay más. [M.C.] Yo estoy abierta a lo que venga. Hace unos años, la carrera era para mí lo más importante, pero ahora tiene otro lugar, un lugar secundario, por qué no decirlo. Ahora lo más importante es mi vida personal, mi hijo, mi familia, y que todo eso, con mi carrera, forme un puzle. Son muchos años cantando el mismo repertorio y no exactamente es que me haya cansado, pero mi vida ha cambiado mucho y necesito nuevos alicientes, hacer otros repertorios, emprender aventuras incluso aunque a priori no tengan que ver mucho con mi carrera.

Otra imagen de la sesión fotográfica a Ismael Jordi y Mariola Cantarero. Otra imagen de la sesión fotográfica a Ismael Jordi y Mariola Cantarero.

Otra imagen de la sesión fotográfica a Ismael Jordi y Mariola Cantarero. / Juan Carlos Muñoz

–¿Por ejemplo su incursión televisiva en el talent show de Canal Sur Tierra de talento?

–[M.C.] Por ejemplo. A mí lo que me gusta es cantar, soy feliz cantando, pero soy muchas más cosas. Y esas otras cosas me ayudan a relativizar lo que supone La Carrera. Ahora veo con más perspectiva cómo nos movemos los cantantes de ópera, cómo yo misma me he movido, y muchas veces no somos conscientes de la realidad. Yo ya sí, pero hasta hace poco no. La vida no es teatros y hoteles y un agente y cantar... y ya; la vida es otra cosa. Ismael y yo estamos en circuitos altos, en grandes teatros, y vivimos en una pompa de jabón, esa es la verdad. Y cuando se pincha esa burbuja muchos no saben responder. Vendemos cosas al público que son maravillosas, pero luego, sobre todo con lo que está pasando ahora, hay que reinventarse. Eso sí es la vida. Y levantarse a las siete de la mañana, llevar a tu hijo al colegio y estudiar sin dejar de limpiar la casa o ir a hacer la compra.

–¿Ha sido alta la factura que han pagado en esa vida privada de la que habla a cambio de conseguir tanto éxito profesional?

–[M.C.] A mí no me ha pesado nada porque no he renunciado a nada. Ahora bien, es el doble de complicado todo. También es verdad que por eso mismo lo saboreas con mucho más gusto. A mí después de haber sido madre me está costando todo la misma vida, y por eso mismo yo tardé tanto en serlo, parecía que nunca era el momento de parar, hasta que dije hasta aquí. [I.J.] Yo sí he tenido que sacrificar mucho, sobre todo la familia. Me ha costado mucho y todavía hoy me cuesta. Ahora he venido a Sevilla, ya ves, al lado, pero al salir de casa sentía un nudo... No me acostumbro, lo digo de corazón. Y otra cosa: siendo consciente de que he nacido para esto, porque creo que no puedo hacer otra cosa mejor que cantar, también digo que si mañana tuviera que dejar de cantar, bueno, pues no pasa absolutamente nada. Me daría pena, claro, he hecho muchos sacrificios para llegar aquí, pero afortunadamente hay otras cosas en mi vida. [M.C.] Esto es un trabajo del alma, muy ligado a todo nuestro ser, a las cosas más bonitas; pero un trabajo, nada más que eso.

–¿Y la pandemia cómo la llevan?

–[I.J.] Pese al horror, porque tengo amigos que han muerto, para mí ha sido una oportunidad de estar en mi casa, hacía muchos años que no pasaba tanto tiempo en ella. Los conciertos me los han respetado, he tenido trabajo gracias a Dios. Se han caído cosas como mi debut en el Metropolitan de Nueva York, pero bueno, en dos años supongo que podrá ser. Se han quedado cosas en el camino, pero he sido capaz de sacar lo positivo. [M.C.] A mí me ha pasado algo parecido. Yo soy muy realista, no una optimista loca, pero tampoco pesimista, que es lo que algunos creen que significa ser realista. La vida nos ha dado limones y yo me he hecho un zumo con ellos. Qué otra cosa podemos hacer.

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