ICÓNICA SEVILLA FEST

Julieta Venegas y Bomba Estéreo en Icónica Sevilla Fest: Apoteosis latina

  • Icónica Sevilla Fest acogió un espectáculo con acento y ritmos latinoamericanos que congregó a más de 3000 personas

La cantante Julieta Venegas tocando el acordeón en el escenario de Plaza de España.

La cantante Julieta Venegas tocando el acordeón en el escenario de Plaza de España. / Niccolo Guasti

En la Plaza de España de Sevilla, en ese lugar que tanto evoca a Hispanoamérica –por razones históricas e incluso estéticas-, se celebró el concierto de Julieta Venegas y Bomba Estéreo, referentes de la música latinoamericana y artistas destacados en el panorama internacional. El entorno, construido con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929, no podía ser más oportuno. Hasta aquí, casi un siglo después, volvieron a converger las culturas de ambos lados del océano Atlántico. Aunque en este caso en un único mar –o río, Guadalquivir- de voces y de ritmos, el cual iba a desembocar en un público que respondió con oleaje de bailes.

Julieta Venegas vino al festival Icónica a presentar su última propuesta, titulada Tu historia. De este disco interpretó Tu orilla, canción inspirada en un poema de Raúl Zurita y cuya letra contiene reminiscencias del autor chileno: "Quiero estar / en tu orilla. / Para siempre, en tu instante más feliz. / Voy a ser / tu secreto. / Un rincón que guardas solo para ti". Posteriormente sonó Lento, popular canción, con su estribillo, tan coreado. Mientras tanto se iba haciendo la noche en el escenario y en la plaza. Las luces, de color morado, decoraban las piedras de la Plaza de España. "Qué lindo, qué hermosura", apuntó la cantante, quien aprovechó este momento de pausa para reivindicar esos "diálogos" que ayudan a cambiar nuestras sociedades. Lo hizo antes de empezar a entonar “Caminar sola”, tema de claras connotaciones feministas y que invita a reflexionar acerca de los roles preestablecidos: "Dudosa herencia aquí presente entre tú y yo. / Dudosa herencia y así está construida con miedo y con dolor". Y concluyó Julieta Venegas con el estribillo, aplaudido desde la pista y las gradas: "Me quiero quedar aquí bailando. / Pero no puedo no, no, no puedo. / Porque tengo miedo de salir / a caminar sola por ahí".

Acordeón, teclado. La artista deleitó con sus múltiples cualidades: lo excelente en las letras de sus canciones, su virtuoso dominio de los instrumentos. Música y letra eran dos expresiones que se iban sumando en un concierto cuyo ritmo no decaía –de hecho, daba la impresión de ir incluso acelerado-. El reloj marcaba casi las once de la noche cuando Julieta Venegas anunció La nostalgia, con sus pausadas melodías, con el tono melancólico, que recordó a Mercedes Sosa o a Violeta Parra. Y siguieron, por este camino, los homenajes a los grandes. Ahora le tocaba el turno a José Alfredo Jiménez con Despechada mexicana, canción en la que la mujer, y no el hombre, lamenta el amor perdido, pero con ese complaciente punto de orgullo y de dignidad –sin ceder, ni por asomo, al desencanto-: "Cada letra en nuestra historia quedará, estoy segura. / No te olvido, pero me toca sacarme. / Tomarme la mano y hablarme lindo. / Me toca mimarme y cuidarme, y hacerme el amor. / Me toca quererme a mí". Tras este último verso, el público arrancó con un aplauso enérgico, festivo.

Volvió a sonar el acordeón y la cantante pronunció las primeras palabras de Andar conmigo. Tema conocido en la trayectoria de Julieta Venegas. Al igual que Limón y sal –el siguiente que se interpretó-, cuyas primeras notas encendieron gritos de entusiasmo y levantaron las pantallas de los móviles. O al revés: encendieron las pantallas y levantaron los gritos.

Sobre las once y cuarto de la noche, la artista cantó Eres para mí, y cerró su concierto minutos después con el mítico Me voy y con El presente. "Adiós, Sevilla dorada", dijo la cantante para despedir a su público.

Julieta Venegas compartió noche con Bomba Estéreo. Julieta Venegas compartió noche con Bomba Estéreo.

Julieta Venegas compartió noche con Bomba Estéreo. / Niccolo Guasti

A las doce menos cuarto, casi entrada la madrugada, el concierto tomó carácter de fiesta a altas horas. Porque llegó Bomba Estéreo. El dúo colombiano formado por Li Saumet y Simón Mejía. Humo, focos, sonidos electrónicos, luces reflectantes. Por la plaza se respiraba olor a pescao frito y se escuchaban agudas notas. Y la tradición de la cultura popular latinoamericana iba vestida de músicas posmodernas. Pájaros, Sintiendo o Somos dos fueron algunos de los primeros temas que ofreció Bomba Estéreo.

Apoteosis latina con To my love, single que se convirtió en la canción del verano de hace unos años. El público, numeroso y alegre en la pista, acompañó con las manos alzadas y con el ánimo en alto. Palmas, ritmos, compases. Globos blancos que se iban pasando de un lugar a otro de la pista. Sin duda, momento de la noche. Suave la brisa e intensa la vivencia. Así, también, en Me duele o en Champeta –con sus influencias afrocolombianas-. O en el muy bailado Fuego.

La Plaza de España acogió, por unas horas, las raíces culturales de Hispanoamérica. Esas raíces sobre las que crece un árbol, frondoso, de nuestra historia. Cercanos de este escenario quedan el pabellón de Chile, el de Argentina, el de Colombia –aquellos edificios de la Exposición Iberoamericana-. Como cercano ha quedado, en esta noche, un continente del que nos separan, tan sólo, los kilómetros. Un continente que nos une con la voz de Julieta Venegas y con los sonidos de Bomba Estéreo.

 

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