El sabor del makgeolli
La viajera | Crítica

La ficha
**** 'La viajera'. Comedia dramática, Corea del Sur, 2024, 90 min. Dirección, guion, fotografía, música: Hong Sangsoo. Intérpretes: Isabelle Huppert, Lee Hye-young, Cho Yun-hee, Kwon Hae-hyo, Ha Seong-guk.
Esta es la tercera ocasión en la que Isabelle Huppert aparece en una película del coreano Hong Sangsoo tras En otro país y La cámara de Claire. La veterana actriz francesa regresa de nuevo a Seúl en una inopinada aventura existencial que la convierte en improvisada profesora itinerante de francés con un no menos peculiar método de enseñanza basado en la traducción de las emociones y los sentimientos.
Así, en su primer encuentro, ataviada ya con su vestido de flores, sombrero de paja, sandalias de tacón, bolso y una distintiva rebeca verde que le acompañarán durante toda la jornada (película), Iris imparte su clase a una joven que acabará tocando el piano. En el segundo, se encontrará con una pareja con la que conversará y beberá makgeolli, el popular licor fermentado de arroz, antes de asistir a una nueva ejecución musical, esta vez a la guitarra, y seguir de paseo por los alrededores. También en ambas secuencias, como en otra más algo más adelante, la poesía y su traducción (imposible) irrumpen en la trama.
Las repeticiones, las variaciones y las pausas se abren paso una vez más en el cine de Hong, en este caso de la mano de una extranjera de la que poco sabemos más allá de su apego al presente y su expresivo afecto por los que la rodean en su periplo. Tampoco veíamos venir un tercer encuentro, esta vez con el joven que la hospeda en su apartamento y con quien parece mantener una relación que va más allá de la mera amistad y la convivencia. O ese cuarto, ya de pleno en el terreno de la comedia, cuando la madre de este último aparece de improviso para materializar en una nueva conversación otro nuevo espejismo dentro de la caja de espejos en la que se ha convertido ya la película.
Entre los habituales planos sostenidos, tiempos muertos y cuadros urbanos impresionistas, La viajera, filme gozoso, liviano y libre como todos los de Hong, nos reserva un pequeño quiebro más en su estructura de sueño diurno: un último cruce en un bucle espacio-temporal, una nueva fuga y un nuevo ritornello sobre el afecto, la amistad y el carpe diem como únicas maneras posibles de estar en el mundo, incluso lejos de casa, sin sufrir demasiado.
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