RASGANDO EL SILENCIO | CRÍTICA

Tres mujeres, cuatro cuartetos

Fanny Hensel-Mendelssohn

Fanny Hensel-Mendelssohn / D.S.

Culmina, al menos por esta temporada, el ciclo que el Maestranza está dedicado a música de mujeres, en un interesante y laudable empeño que tendrá continuidad en las dos próximas temporadas. En esta ocasión el programa se centraba en cuartetos de cuerda compuestos en la transición del Clasicismo al primer Romanticismo.

Los dos cuartetos de Maddalena Lombardini, compuestos en 1769, se mueven entre el estilo galante y el primer Clasicismo y por ello hubiera sido apropiado abordarlos con una articulación más marcada, picada, marcando los acentos y jugando con los contrastes dinámicos, pues la versión interpretada se movió entre una excesiva blandura y una inapropiada languidez.

Los cuatro estupendos intérpretes se encontraron más en su salsa con las efusiones románticas de Emilie Mayer y de Fanny Mendelssohn. El sonido de conjunto fue brillante, cálido y rico en matices y colores, sobre todo en el Allegretto de Mendelssohn en el que los músicos jugaron con las tonalidades y los ataques. En el cuarteto de Mayer sobresalió la energía en la forma de abordar el Scherzo y el Finale, con intensidad en los ataques y sonido chispeante.

El valor individual de cada uno de los integrantes del cuarteto quedó de manifiesto en la soberbia composición de Fanny Mendelssohn, con momentos de diálogo entre el primer violín y la viola resueltos con plenitud de definicion sonora e implicación expresiva. No anduvieron a la zaga los otros músicos, firmando entre los cuatro unos soberbios pasajes contrapuntísticos en el Allegretto y en Allegro final. Las gradaciones dinámicas y las regulaciones expresivas cerraron de manera brillante el concierto.

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