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Cultura

"La música sin espiritualidad da como consecuencia Auschwitz"

  • Jordi Savall recuerda en el Femás que a lo largo de la Historia canciones y partituras "han salvado a la gente" y reivindica el papel destacado que intérpretes y compositores tienen en tiempos de crisis

La agenda de Jordi Savall refleja el respeto con que le reciben escenarios de todo el mundo: el músico viene de Venecia, actuó ayer en Sevilla y parte para Nueva York. Cada año ofrece 160 conciertos y trabaja en cinco proyectos discográficos. Duerme una media de cinco horas, pero admite que ése "es el precio por hacer algo maravilloso" como la recuperación de un portentoso legado musical. Ayer participaba en el Festival de Música Antigua de Sevilla (Femás) con el programa La Europa musical: la Edad de Oro de la música para conjunto de violas. 1500-1700, pero el mostrador que vendía sus discos a la entrada de la sala del concierto, en el Centro Cultural Cajasol, dejaba constancia de la curiosidad con la que este intérprete y director va forjándose un inmenso catálogo. Algunas de sus últimas grabaciones, como Dinastía Borgia, en torno a la figura de Francisco de Borja; el segundo volumen de The Celtic Viol, tributo a la tradición musical irlandesa y escocesa; o Istanbul, un disco con el que su formación Hespèrion XXI interpreta piezas de Dimitrie Cantemir, demuestran el compromiso de un hombre que cree en la espiritualidad de la música "porque la música sin emoción da como consecuencia Auschwitz, que es el extremo de cuando el arte se despoja de su espiritualidad".

En declaraciones a los periodistas antes de su concierto, el violagambista reivindicó la música en épocas de crisis. "En todos los momentos, la música ha salvado a la gente. Cuando tuvieron que irse de España, los judíos sobrevivieron a la tristeza porque tenían sus canciones. Pasaba con el flamenco, con los celtas: los pueblos que cantaban su música la necesitaban", sostiene este virtuoso.

Preguntado por el compositor que definiría mejor el sonido de la viola da gamba, Savall no duda en elegir a Marin Marais, "el que más ha profundizado en el instrumento". Aunque al intérprete no le gusta limitarse: su sensibilidad disfruta con cada partitura que tiene entre sus manos. "El arte de la fuga, de Bach, es la suma matemática de la belleza, la creación de un genio. La música celta encierra la historia y la vivencia de un pueblo. Son dos historias que se complementan", opina.

Sobre el éxito de su sello, Alia Vox, Savall considera clave, junto a los cuidados diseños y los textos e imágenes que incluye cada edición, "que los discos estén grabados con la mayor intensidad. Lo mismo que cuando conoces a alguien y te cae simpático quieres volver a coincidir, un álbum tiene que poseer emoción para que lo quieras volver a escuchar". Savall es consciente de que el trabajo de conciertos y grabaciones logra alquimias fabulosas. "La gente viene a los conciertos y compra el disco, o le gusta el disco y quiere escucharlo en vivo, y eso es una situación muy enriquecedora. El problema de las discográficas actualmente", argumenta, "es que no están vinculadas a la vida del músico".

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