Un poema coreográfico para Erri de Luca
María Muñoz y Pep Ramis, bailarines y coreógrafos fundadores de la veterana compañía Mal Pelo, presentan hoy y mañana en el Teatro Central su último trabajo, 'El quinto invierno'
No se han prodigado demasiado por los escenarios andaluces, pero cada una de sus visitas ha dejado una paleta de hermosos colores, de sabores agridulces, de sutileza.
Ellos, la valenciana María Muñoz y el mallorquín Pep Ramis, no han parado de investigar ni de evolucionar, juntos y por separado, desde que, en 1989, fundaran la compañía de danza Mal Pelo. Con ese nombre crearon trabajos tan aplaudidos como Quarere (1989), La Calle del Imaginero (1996), Bach (2004) o He visto caballos (2008). Del nombre de otra de sus piezas, L'animal a l'esquena (2001), surgiría luego uno de esos proyectos de los que esta región está tan necesitada: un centro de creación e intercambio multidisciplinar -situado en una masía de Celrá, Girona- que no para de dar frutos de todo tamaño y color. Entre otros, Mal Pelo recibió el Premi Nacional de Dansa de la Generalitat en 2002 y el Premio Nacional de Danza, en la modalidad de Creación, en 2009.
Ahora, los dos bailarines afrontan una madurez que, según confiesan, les ha hecho reducir las mil direcciones que tironeaban siempre sus almas de artistas para centrarse en lo esencial, en la precisión, la intensidad, la presencia.
El quinto invierno, el cuarto dúo de Muñoz y Ramis y, sin duda, un punto de inflexión para un nuevo y desconocido giro, es un auténtico poema coreográfico. "Planteamos un espacio desnudo, blanco, con unos límites muy claros, y no salimos de ahí. Un espacio que se contrae y se expande como los estados anímicos y la convivencia de las personas que lo habitan. Hemos vivido un proceso de destilación de todas las herramientas que utilizamos hasta ir vaciando la escena y quedarnos con lo mínimo necesario para comunicar lo que queríamos", cuenta ella primero y él después.
En la pieza, que ha contado con el equipo habitual de la compañía, entre los que se cuentan, entre otros, Jordi Casanovas y Neus Villà, hay, según afirman, dos cosas fundamentales. La primera es el acercamiento a la escritura del escritor napolitano Erri de Luca, con cuyos textos trabajaron ya en Esperanza de vida de una liebre (2013). En esta ocasión, una voz en off, más ligada al personaje femenino, va desgranando sus textos llenos de pensamientos sencillos sobre el paso del tiempo, sobre el compartir… Palabras que ayudan a los bailarines a transitar por un espacio tan limitado y al espectador a evocar imágenes, tal vez de sus propios recuerdos. La segunda, igualmente importante en el proceso de creación, ha sido la elaboración de una envolvente banda sonora compuesta por Fanny Thollot y que ha contado con colaboradores de lujo como la cantante tunecina Alia Sellami, el polifacético cantaor Niño de Elche y el bailaor sevillano Israel Galván, quien ha dejado para ellos el sonido exacto de sus pies.
El quinto invierno se estrenó el pasado mes de marzo en la Bienal de Danza de Val de Marne y ha visitado ya varios países antes de recalar en el Teatro Central.
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