Cultura

Los primeros de la lista

  • Llegaron desde diferentes puntos de España y consiguieron, con grandes dosis de paciencia y compañerismo, ser los fans mejor situados en el estadio de la Cartuja

Casi tan protagonistas como la propia protagonista de la noche, los seguidores de Madonna más fanáticos fueron asediados por los medios de comunicación desde la jornada del lunes. El mismo día en el que Lidia, barcelonesa residente en Mérida, comenzó a hacer cola a las once de la mañana. Es decir, 17 horas de espera antes de que se abrieran las puertas de acceso. "He dado entre 25 y 30 entrevistas", comentaba a este periódico la joven de 30 años mientras descansaba tumbada en el césped sobre una manta regalo de los de Caiga quien caiga. "Vinieron a las tres de la mañana y nos hicieron participar en una especie de concurso que se inventaron para su programa", proseguía Irina, una nueva amiga con la que, después de tan larga convivencia, había compartido muchos momentos. "Nos hemos organizado numerándonos las manos para evitar problemas y nos hemos turnado para ir al supermercado a comprar comidas y bebidas. Parecemos como una gran familia".

Ellos, igual que la mayoría del aforo, pertenecían al grupo de las entradas de pista. Enfrente, en un pequeño espacio delimitado con vallas, los privilegiados del área correspondiente a los Hot ticket no tenían tantos inconvenientes para su llegada. "Sólo somos algo más de cien y podremos entrar media hora antes que el resto", explicaba Manolo, malagueño de 29 años que había pagado 230 euros para estar lo más cerca posible de su ídolo. ¿Y la crisis? "Estamos nerviositos aunque, cuando vienes a algo así, te gusta verlo bien".

Hasta familias enteras hicieron guardia durante un día con tal de garantizarse una buena ubicación. Era el caso de Mercedes y Manolo, junto a los hijos de ambos, Borja y Damián. "Mi marido está recién operado de una hernia y hoy mismo tenía una revisión", aclaraba ella. "El médico le ha dicho que no había problema y, como estaba todo muy bien organizado, ha vuelto en cuanto ha podido. No lo vamos a olvidar en la vida".

De eso también se encargaba la promotora del espectáculo con un completo merchandising en el que se incluían desde carteles (ocho euros) a sudaderas (90), pasando por tazas con el nombre de la cantante (20) o incluso vasos de chupitos (diez). Éste, el método oficial porque, Verónica y Juan Raúl, hermanos e incondicionales de La ambición rubia, idearon una estampita con la que consiguieron sacarse un dinerito para compensar lo elevado de sus billetes de Front Barricada. "Es la imagen de la Macarena con la cara de Madonna", comentaba él. "La hicimos para nosotros pero la gente nos la ha pedido y la hemos puesto a dos euros". "Constituye la mezcla del icono de la ciudad con uno de hace tres décadas en la música", complementaba ella al tiempo que mostraba la oración que, en el anverso, se había impreso con la letra de Like a prayer. "Lo que sí veo es que todavía no hay mucha animación. Esperemos que, una vez dentro, la cosa cambie, porque en otros escenarios como Barcelona o Lisboa me parece que era un poquito diferente", concluyó Verónica.

Todo un universo de personajes en el que no faltó un completo despliegue de guardas de seguridad que, llegados desde Cádiz en dos autobuses, se encargaron de que nadie se saliera de su lugar en la fila ni hiciera trampas. O más de nueve gigantescos vehículos de lujo expresamente dedicados al personal de la diva del pop y que, situados en la parte trasera del edificio, trasladaron a los técnicos de sonido, luz, producción o incluso a los responsables del catering de los artistas que, entre otros alimentos, tomaron zumos, frutas, patatas fritas y sándwiches.

Cantando éxitos que, más tarde, sonarían en directo, ayudándose en aquello que pudieran necesitar, dejándose direcciones y datos personales para futuros encuentros o incluso citándose para el concierto que, en Valencia, dará la intérprete mañana, la unión que se vivió en los aledaños del Estadio Olímpico fue ejemplar. Eso, como los looks elegidos por algunos de los asistentes y que recordaban a otros que, en direrentes etapas, ha ido usando Madonna. Formaban parte en su mayoría del colectivo gay que, incondicionalmente, tiene en esta figura una de sus favorita. Su feminidad, sus letras, los ritmos de sus temas, las tendencias de moda de las que siempre ha hecho gala, constituyen elementos importantes para que su simbología sea muy gay-friendly.

Paraguas para protegerse del sol, botellas de agua para evitar la desidratación... Muy buen rollo, utilizando el lenguaje actual, entre unos ciudadanos ejemplares que sólo querían pasarlo bien y ver de cerca a una mujer que arrasa allá por donde pasa. En es te caso, Sevilla demostró estar a la altura de las internacionales circunstancias.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios