Cultura

Sea profesional, vaya al Monkey

  • Los encuentros profesionales, concentrados en apartados como 'Monkey Brain' y 'Monkey Market', marcan la apertura de la VIII edición del festival, con Santa Clara como epicentro.

Es la parte del Monkey Week que el público no suele ver, pero, al tiempo, pasa por ser la razón que ha convertido al festival en punto de referencia para la industria musical independiente española.

Las jornadas profesionales de la semana del mono, encuadradas bajo el epígrafe Monkey Brain, arrancaron este jueves desde primera hora de la mañana como alerta invisible a la marea sonora que se aproxima hasta la madrugada del domingo. El epicentro del trasiego se localiza en el Espacio Santa Clara, que amén del Monkey Market y un coqueto escenario a los pies de la Torre de Don Fadrique, acoge charlas, mesas redondas y conferencias.

Y se trata un poco de todo, desde los problemas que afectan a los músicos en gira y sus posibles soluciones -con el reciente accidente del grupo Supersubmarina en la cabeza, de ello trató el encuentro Precaución amigo conductor: bandas en la carretera- a la situación de la mujer en la industria de la música.

En efecto, si el del género es en la actualidad un asunto recurrente en cualquier ámbito, ¿cómo no va a serlo también en la música? Argumentos no faltan, como defendieron las protagonistas de una mesa redonda que dejó en evidencia las diferencias salariales, la ausencia casi total de mujeres en cargos con poder de decisión o los micromachismos cotidianos. "No sé cuántas veces he tenido que explicarle a un técnico de sonido que ni bailo, ni canto, ni soy la novia de alguno del grupo. Soy su tour manager y si hay algún problema tiene que resolverlo conmigo", explicaba con una mezcla de humor y convencimiento la holandesa Miriam Brenner, del equipo del Festival Mundial.

Como apuntan las palabras de Brenner, esa situación no se circunscribe a ningún país concreto. Es universal. "En Corea del Sur estamos viendo un mayor número de mujeres trabajando en el sector cultural menos comercial, pero probablemente sea así porque los sueldos son menores que en el mainstream, donde siguen dominando los hombres", decía por su parte Cecilia Soojeong Yi, de Zandari Culture Company.

¿Soluciones? Pocas más allá de una dificultosa concienciación. Como puntualiza Brenner, son cuestiones que "afectan a toda la sociedad, no sólo a la música".

Sobre la fascinante música del alemán Michael Rother (Neu!, Harmonia) giró otros de los momentos más interesantes de la jornada. El guitarrista, que ofrecerá este viernes en el Teatro Central uno de los conciertos señalados del festival, mantuvo una amena e instructiva charla con el músico y periodista musical Antonio J. Moreno, en la que repasó sus orígenes desde mediados de los ya muy lejanos 60 -incluido un corto paso por Kraftwerk que le cambiaría su visión de la composición y la interpretación- hasta su producción con nombre propio. Pero buena parte de la conversación, claro, pivotó en torno a sus años junto al ya fallecido Klaus Dinger en Neu!, desde los extremos, desde los márgenes del reconocimiento, una de las formaciones más influyentes de la historia del rock. "No sé si fue una suerte, pero viví mi juventud en una época en la que sentíamos el terrible eco del pasado, la sensación de culpabilidad que tras la guerra se vivía en Alemania, el establecimiento de los dos bloques", apuntaba el músico respecto al caldo de cultivo, de enfrentamiento a la tradición y de absoluta libertad creativa, en la que se fraguó el krautrock, una corriente, 40 años después, todavía reivindicada por músicos de todo el planeta. 

¿Una opinión sobre esos discípulos? "Yo no me hubiera sentido feliz siendo el eco de otra persona. Si quieres libertad creativa tienes que dejar atrás la tradición, incluida la del krautrock". Ahí queda eso.

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