El sabor de las cosas simples | Crítica

Autorretrato de Depardieu como un coloso en ruinas

Pierre Richard y Gérard Depardieu.

Pierre Richard y Gérard Depardieu. / D. S.

Viajes de ida y vuelta. En 2015 el productor, guionista y director Slony Sow contó en Parisiennes la historia de una escritora japonesa que viaja a París en busca de tipos femeninos que la inspiren. Ahora cuenta la historia de un chef francés que busca en Japón, tras sufrir traumáticas experiencias sentimentales, familiares y de salud, el sabor decisivo que le permita culminar su carrera gastronómica y ajustar cuentas con una derrota sufrida años atrás frente a un contrincante japonés. El título original, Umami, alude a un quinto y supremo sabor de la cocina japonesa distinto y superior al dulce, el salado, el amargo y el ácido.   

La película es casi por entero un gran Depardieu que parece auto representarse como un gigante herido desbordado en carnes y fracasos por sí mismo. Depardieu prófugo de impuestos y protegido fiscal de Putin. Depardieu acusado de violencia sexual y apartado de la promoción de esta película. Y, sobre todo, Depardieu que tras ser tan grande por sus trabajos extraordinarios entre los años 70 y 90 con Sautet, Duras, Blier, Schroeder, Bertolucci, Techiné, Ferreri, Handke, Truffaut, Pialat, Resnais, Wajda, Pialat, Godard, Corneau, Varda o Scola, se fue convirtiendo con el cambio de siglo en una caricatura de sí mismo representada por su papel de Obélix en la interminable serie de adaptaciones del popular cómic.

Salvo Mesrine de Richet, un excelente papel secundario en Las ilusiones perdidas de Gianolli y sus otros autorretratos decadentes como monstruo sagrado excesivo y envejecido en Robuste de Meyer y Les volets verts de Becker, nada digno de él ha hecho en los últimos veinte años.

Esta película, sin ser mucho más que una aceptable comedia de buen rollo (eso que llaman feel-good movie), no es de lo peor que ha hecho: por lo menos le permite desplegar su fuerza interpretativa y exhibir su desmesura herida. Se reencuentra -la película está llena de guiños- con el en su día popular Pierre Richard (¿recuerdan el éxito de El gran rubio con un zapato negro?), con quien compartió comedias en su día muy populares. Muy buenos todos los secundarios en esta Lost in Traslation gastronómica que, hay que repetirlo, tiene el interés de ver al mejor Depardieu (cinematográficamente hablando) haciendo del peor Depardieu (personalmente hablando).    

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios