La Sevilla histórica de Eva Díaz Pérez
Libros
La escritora y periodista, colaboradora en Grupo Joly, presentó ‘Sevilla. Biografía de la ciudad dorada’, un ensayo literario que repasa la historia de la ciudad desde “los sentidos y la memoria”
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La historia de la ciudad de Sevilla guarda semejanzas con su río: mantiene un caudal que parece inagotable. Un caudal que se intuye infinito. Es una de las conclusiones que podríamos determinar tras la lectura de la última obra de la escritora y periodista Eva Díaz Pérez, titulada ‘Sevilla. Biografía de la ciudad dorada’, un ensayo literario en cuyas páginas descubrimos una historia, desde los orígenes hasta la actualidad, de la capital andaluza. Díaz Pérez, atendiendo a las severas pautas que exige la historiografía, tomando los recursos expresivos de la mejor literatura –del mejor periodismo-, nos ofrece un “tesoro material e inmaterial” de Sevilla –en palabras de su editor, Diego Afonso, de La Esfera de los Libros-.
El volumen fue presentado en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, con la intervención de su director, Pablo Gutiérrez-Alviz, y de la académica Pilar León-Castro, quien definió este trabajo como “un libro de un interés excepcional para la ciudad. Para el conocimiento de ella”. León-Castro también señaló otro acierto de la autora: “crear cultura accesible” a través de un “lenguaje fácil”. La académica elogió esa capacidad de Eva Díaz Pérez para contar episodios, acontecimientos, curiosidades, transformaciones urbanísticas, “paisajes sonoros”, olores, protagonistas; esa capacidad para confeccionar una síntesis entre la crónica histórica y el reportaje periodístico.
Eva Díaz Pérez escribe de Sevilla desde “los sentidos” y “desde la memoria”, detalló su editor. En esta biografía –el género concede a la ciudad un carácter de “ente vivo”, sugirió León-Castro- se cuenta el pasado a partir del documento y del relato histórico, pero al mismo tiempo se procura recrear el ambiente de la época. Situar al lector en el contexto, como si estuviese transitando por la Sevilla andalusí de Al-Mutamid, la cristiana de Fernando III, la heterodoxa del siglo XVI, la barroca –picaresca, contrarreforma, epidemia- del XVII, la ciudad complaciente con el invasor francés. No se trata sólo de narrar la historia, sino de pasear por esta. Descubrir también las “intimidades” de la ciudad –así lo resumió Pilar León-Castro-.
Capítulos desconocidos, el olor de cada tiempo, protagonistas memorables
“Esta obra tiene una vocación de totalidad”, afirmó el editor de este volumen. Una totalidad que se manifiesta, recordó León-Castro, en una “Sevilla subterránea”, discreta, introvertida o reservada, pero al mismo tiempo “exuberante, festiva”. “De la ciudad del placer y de las enfermedades”, precisó Gutiérrez-Alviz, quien aprovechó su discurso para mencionar algunos de los olores que el lector apreciará en este recorrido histórico: “El jabón blanco de los genoveses, las fragancias de nuez moscada tras el Descubrimiento, la trementina en el Alcázar [con el expolio de obras por parte del mariscal Soult], los olores coetáneos del puchero”.
Eva Díaz Pérez habló en la presentación de Stefan Zweig, quien dijo que “en Sevilla se puede ser feliz”, y de Lope de Vega, quien calificó de “dichoso” a quien “vive” en la ciudad, y de mujeres escritoras como María de Zayas, Feliciana Enríquez de Guzmán o Santa Teresa de Jesús. Esta última por cierto no se llevó buena imagen de la ciudad. “A ella le molestaba mucho el calor de Sevilla. Le supuso una ciudad incómoda”, explicó Díaz Pérez.
La autora se detuvo también en el curioso episodio de la “corte de poetas pensionados” de Al-Mutamid. Un grupo de escritores, de intelectuales, que en los años de gobierno de este rey abadí se dedicaba a gestionar los asuntos de la ciudad. Esta nómina de poetas con cargo de autoridad política fue –así lo considera el arabista Emilio García Gómez- el origen del llamado “odio a Sevilla” en Al-Ándalus. Una animadversión que se ha sucedido a lo largo de los siglos. El resto de esta historia –de esta desconocida tesis- se revela en las páginas del ensayo. Al igual que la llamativa “Semana Santa” que los sevillanos quisieron prepararle a José Bonaparte en el mes de agosto. O la “demencia temporal” que pretendieron diagnosticar a Fernando VII en San Hermenegildo. “Es que esta ciudad tiene cada cosa”, bromeó Eva Díaz Pérez.
Por los párrafos de este sustancioso libro, de este “copioso ensayo”, se recoge el “sonido especial” de las campanas de La Giralda al llegar “la flota de Indias” al puerto, con sus riquezas materiales, con su prosperidad. Por los párrafos de este volumen se describe la fiesta del Corpus, y los autos de fe en el Prado de San Sebastián –donde se acogería la celebración de la feria de abril-, y “el cafre anarquismo sevillano”, declaró la autora, a quien le interesa reflejar “las páginas que ha escrito el pueblo”. “Me interesan los personajes y las epopeyas individuales”. Esa intrahistoria. Esa narración que queda al margen del río de un tiempo. Pero cuyo caudal se intuye también infinito. También inagotable.
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