Corazones descongelados
Siempre es invierno | Crítica
La ficha
** 'Siempre es invierno'. Comedia romántica, España, 2025, 115 min. Dirección y guion: David Trueba. Fotografía: Agnès Piqué. Música: Maika Makovski. Intérpretes: David Verdaguer, Isabelle Renauld, Amaia Salamanca, Jon Arias, Vito Sanz.
Después del divertimento low-cost de El hombre bueno y de llevar a la pantalla la biografía de Eugenio en Saben aquell, David Trueba se adapta a sí mismo (Blitz, 2015) por primera vez con esta comedia romántica de aromas neoclásicos que busca públicos amplios y adultos a través de una historia de amor de ida y vuelta protagonizada por un cuarentón en crisis (David Verdaguer) y una mujer francesa veinte años mayor (Isabelle Renauld) que se encuentran en un congreso de Arquitectura en la invernal ciudad belga de Lieja.
Desequilibrada entre un prólogo de desembarco y ruptura de pareja lastrado por el flagrante error de casting de Amaia Salamanca y un dilatado tramo de acercamiento y conocimiento carnal entre sus protagonistas, de largo lo mejor y lo más honesto de todo el filme, Siempre es invierno viene lastrada en ocasiones por la literalidad de la transposición dialogada de la novela y, en una misma dirección, por el retrato de su protagonista masculino, al que el premiado Verdaguer presta demasiados tics de payasete patético con la réplica, el malentendido y el chiste siempre a punto de los que no consigue desembarazarse incluso cuando no son necesarios.
Trueba busca escaparse del abismo a través de cierta autoconciencia, pero todo redunda en unos mismos tonos, gestos y situaciones atenuantes con escasa inversión formal. Tampoco funciona a favor del filme su fragmentación temporal a golpe de elipsis en la segunda parte, decisión que dispersa el foco y pone demasiada distancia para poder seguir parodiando el mundo de la arquitectura contemporánea, dejar píldoras sobre la condición y las dificultades del artista en España, aporrear los tambores en Calanda o poner a nuestro protagonista ante nuevos fracasos laborales y amorosos. Mientras tanto, hemos echado de menos a la Renauld como verdadero núcleo imantado del filme.
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