La luz que ilumina el mundo

Synthèse Quartet | Crítica

Synthèse Quartet en el Alcázar
Synthèse Quartet en el Alcázar / Actidea

La ficha

SYNTHÈSE QUARTET

***

XXVI Noches en los Jardines del Real Alcázar. Synthèse Quartet: Javier Valero Aladren, saxofón soprano; Ángela Romera Tutor, saxofón alto; Aina Font Zaragoza, saxofón tenor; Raúl Flox Prado, saxofón barítono.

Programa: El árbol de las artes

Jorge Grundman (1961): Don't you know yet? It is your light that lights the world [2023]

Antonio Vivaldi (1678-1741): Sonata para dos violines y continuo en re menor Op.1 No. 12 RV 63 La Follia [1705] [arreglo para el cuarteto de saxofones de Ángela Romera]

Joaquín Turina (1882-1949): Danzas Fantásticas [1919] [arreglo para el cuarteto de saxofones de Synthèse Quartet]

Pedro Iturralde (1929-2020): Pequeña Czarda [1949]

Lugar: Jardines del Alcázar. Fecha: Jueves, 17 de julio. Aforo: Casi lleno.

A pesar de que el repertorio para cuarteto de saxofones crece sin pausa, no deja de ser habitual que los grupos recurran a transcripciones de obras concebidas originalmente para otros instrumentos. Synthèse Quartet –joven formación española fundada hace ocho años, hoy asentada entre Berlín y Ámsterdam– dividió su programa en las Noches del Alcázar entre ambos territorios: la escritura directa y la reelaboración. De un lado, la reciente obra de Jorge Grundman y la conocida Pequeña Czarda de Pedro Iturralde; en el centro, dos adaptaciones realizadas por el propio grupo de partituras de Vivaldi y Turina, piezas ya fijadas en el oído común, pero aquí transformadas.

La obra de Grundman, Don’t you know yet? It is your light that lights the world (¿Aún no lo sabes? Es tu luz la que ilumina el mundo) fue escrita en 2023 para el propio conjunto y toma su título de un verso de Rumi, aunque es difícil ver vínculos directos de la música con el poeta sufí. Tampoco con su supuesto contenido, ya que –según nos contaron– sus tres movimientos plantean el recorrido íntimo de una joven que atraviesa una situación de acoso, desde la tristeza y la desesperación iniciales hasta una forma de liberación que culmina en la búsqueda de la felicidad. Pero la música de Grundman es puramente abstracta y podría significar eso como cualquier otra cosa. En su habitual lenguaje neotonal, directo pero no simplista, el compositor madrileño se sirve de una escritura atenta al color y a la textura: unísonos iniciales, contrapuntos con atisbos de fuga, melodías sostenidas sobre planos móviles y agrupamientos polifónicos de diferente densidad. El cuarteto lo integró todo en una visión de precisa claridad y contrastes sobrios.

En conjunto, el grupo mostró un sonido de extrema pulcritud, siempre bien afinado, equilibrado y técnicamente sólido. En la transcripción de La Follia vivaldiana superó con nota el principal escollo de una transcripción más que plausible: cómo resolver en los saxofones la articulación propia de los arcos de violín. No hubo solución milagrosa, pero sí un tratamiento cuidadoso del ritmo interno, un rubato elegante y una energía que mantuvo en pie la arquitectura rítmica de esta variación obsesiva. En las Danzas fantásticas de Turina, también adaptadas por el cuarteto, el enfoque derivó hacia la exploración tímbrica, más evidente aquí, aunque siempre contenida. Ensueño, ese zorcico estilizado, resultó especialmente sugerente por la finura en su regulación dinámica. En Orgía, por su parte, el grupo rehuyó cualquier tentación de exceso y optó por una resolución clara, con contrastes bien dosificados.

Cerró el concierto la Pequeña Czarda de Pedro Iturralde, una pieza icónica de la música española, escrita originalmente para saxofón y piano, que el propio autor versionó para cuarteto. El grupo eligió una lectura en la que el virtuosismo inevitable se supeditó al diálogo franco entre sus partes, sin que las exigencias técnicas ni los alardes concebidos por el navarro derivaran en vacuo exhibicionismo de verbena.

Terminado el programa oficial, el conjunto guardaba aún una bala en la recámara para terminar de seducir a un público ya rendido: la bala de la nostalgia y la emoción que sin duda despertó en muchos ese auténtico himno oficioso de la vieja nación que habitamos, Suspiros de España.

stats