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Cultura

Los vástagos de 'Novecento'

  • Un documental busca a personas llamadas Olmo, el nombre del protagonista del filme de Bertolucci y que en España se encontró con la resistencia de las instituciones.

Cuando Bertolucci preparaba la que sería una de las películas principales de su carrera, Novecento, un virus que recorría Italia estaba afectando a los olmos, un árbol que el que el cineasta vinculaba a su infancia y por el que sentía predilección. Este hecho provocó que el nombre de aquella planta bautizara a uno de los protagonistas del filme, el personaje que interpretaba Gérard Depardieu, Olmo Dalcò. Aquel gesto trascendió aquella producción, y hubo espectadores que se fijaron en aquella historia y quisieron poner ese nombre a sus hijos. Pero en España los progenitores se encontraron con el obstáculo de la justicia, como le ocurrió a una familia de Linares que quiso llamar Olmo a su hijo, pero un juez consideró impropio de persona aquella inscripción en el registro. En una carta publicada en la revista Triunfo, Antonio Crespo enumeraba las observaciones con las que el miembro del tribunal argumentaba su teoría: en su opinión, Olmo era nombre de árbol, podía confundise con un apellido... aunque más allá de esas puntualizaciones no había sino una verdad que limitaba las cosas: eran los tiempos de la Transición, y aún se veían con recelo los nombres no incluidos en el santoral.

El sevillano Olmo Figueredo, productor del documental candidato al Goya 30 años de oscuridad y uno de esos niños a los que sus familias lograron poner un nombre entonces pionero en el país, reconstruye esas circunstancias en Me llamo Olmo. Tomando como premisa aquel conflicto, Figueredo, que aquí asume también labores de dirección, realiza un homenaje a aquella generación de la democracia que luchó por sus metas y recorre, de paso, la evolución ideológica y política de la sociedad en los últimos 30 años. Entre quienes han aportado su testimonio a la grabación está el propio Bertolucci, que recibió al equipo en su casa de Roma. Entre otros detalles, el director de El conformista y El último tango en París les apuntó que el nombre de Olmo ha arraigado tanto entre la gente que ya su filmografía cuenta con intérpretes con esa identificación. "El protagonista de su última película, Io e te, se llama Jacopo Olmo Antinori. Es algo simbólico: que a uno de sus actores le pusieran el mismo nombre que un personaje que él creó", resalta Figueredo.

Me llamo Olmo está ya prácticamente montada, pero su creador quiere rematar la película con la aparición de personas que compartan nombre con el director del documental. "Lo que quiero es demostrar que gracias a Novecento, Bertolucci consiguió que el nombre, un nombre inventado, perviva en nosotros", asegura el fundador de La Claqueta PC, un profesional al que el certamen New Producers to Watch de Cannes seleccionó como uno de los cinco productores que por su prometedora carrera debía ser seguido de cerca por el mercado internacional.

En este peculiar casting ya ha logrado reunir a una veintena de Olmos dispuestos a aparecer al final del metraje, pero continúa interesado en encontrar a más tocayos. Los interesados, de los que la producción requiere sus fotos, sus fechas de nacimiento y su consentimiento para sumarse al proyecto, pueden ponerse en contacto con los responsables del documental en la dirección electrónica mellamoolmo@laclaqueta.com.

"Lo que quisiera es dar con Olmos de todas las edades, desde 32 hacia abajo", detalla Figueredo. De los datos del Instituto Nacional de Estadística se concluye, añade el autor de esta cinta, que "los Olmos tienen una edad media de 18,1 años, mientras que la media de Manuel es de 52,5 años", informa. Para ilustrar la pervivencia de su nombre, su vinculación con el futuro, Figueredo fantasea incluso con hallar "algún Olmo no nato, del que podamos tener su ecografía".

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