Un vestuario fiel a la producción original de 1985
Desde la sastrería Cornejo preparan los trajes del montaje en comunicación permanente con Londres
Desde que en 1920 Humberto Cornejo creara su sastería, ésta se convirtió en un referente para el cine, el teatro y la televisión: de su sede, en principio ubicada en un palacete del centro de Madrid y luego trasladada a un edificio de la calle Rufino González, han salido creaciones para títulos legendarios como 55 días en Pekín, El Cid, Doctor Zhivago o Nicolás y Alejandra o largometrajes tan recordados como La Reina Margot, Gladiator o Shakespeare enamorado. Ahora, Cornejo es uno de los centros neurálgicos donde se pone en marcha la ambiciosa nueva versión de Los Miserables: en estos días, un equipo encabezado por Gurutze Esteban, jefa de sastrería de la producción, trabaja contra el reloj para tener preparados los alrededor de 300 cambios de vestuario y los diseños para los 33 actores que interpretan la función.
"A principios de mes probamos a todos los actores, organizándonos para no sacar demasiado a los chicos de los ensayos", cuenta Esteban. La dinámica se ejecuta de manera escrupulosa: para los arreglos y la creación de nuevas piezas, la delegación española está en comunicación permanente con Londres y el entorno del productor Cameron Mackintosh; desde allí se mandan telas para que los diseños sean exactos a los de las otras versiones de Los Miserables. "Nosotros no podemos utilizar, por ejemplo, una tela nuestra para un convicto sin tener la aprobación de Londres", explican desde Madrid. Igualmente, el stock inglés provee prendas utilizadas en otros montajes. "Si algo de las producciones anteriores les puede servir, lo reutilizamos; si no, se hace ropa nueva", comunican desde el departamento de vestuario.
Esteban muestra su preferencia por los trajes que lleva Marius -"es el niño rico de la historia, y [Guido Balzaretti, el actor que lo interpreta] está muy guapo cuando lo vestimos"-, pero le divierten también las licencias que se toman con la ropa de Madame Thénardier, la mesonera. "No creo que una señora de la época se pusiera un vestido como éste, pero como es un personaje cómico nos permitimos cierta fantasía", valora la especialista, que no sólo se encarga del atuendo que llevarán los protagonistas, "también de los covers, los sustitutos".
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