Después de zamparme las siete sesiones vespertinas del Europeo de Atletismo de Berlín creo que podría hacer un Trabajo Fin de Máster a propósito de cómo se lleva a cabo la planificación televisiva en un calendario tan complicado. En el estadio olímpico se simultanean hasta tres finales. En el aro están las carreras, en el centro los saltos y los lanzamientos. Y todo sucede a la vez.

Pero, la cabra tira al monte, con lo que más disfruté fue con la narración. Como siempre. Con la forma de abordar los comentarios por parte de Amat Carceller, el rostro de Teledeporte y Gerardo Cebrián, el especialista en esta disciplina. Digo que la cabra tira al monte porque en realidad me da la impresión de que en otra vida estuve delante del micrófono. Defiendo que ejercer de comentarista a la manera en que lo hacen Gerardo Cebrián o Paloma del Río es terapéutico. Porque al entregarse, mientras dura la competición, se olvidan de lo que hay fuera, de sus propios asuntos personales. Fluyen (fluir, algo que está tan de moda, por lo muchos pagan en forma de terapia como quiera que se llamen dicha terapia). A mí mismo me ha pasado cuando percibo que después de impartir una clase durante un par de horas sobre mi disciplina me encuentro mucho mejor que antes de iniciarla. Y eso no tiene precio-

Al grano. Amat y Gerardo volvieron a disfrutar del primer al último minuto. Gerardo se enfurecía cuando el realizador no atendía una final en la que había participación española. Con Ana Peleteiro llegó a la exasperación. Por otro lado, el lenguaje adquiere una jerga en ocasiones inapropiada (¿qué es eso de 'sobre techo' en lugar de 'pista cubierta'?, ¿qué es eso de la 'capitalina' por 'la madrileña'?).

Mientras la imagen, lo visual, ha evolucionado, la palabra, la lengua, ha involucionado. Inquietante conclusión.

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