TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

Análisis

Julián Sobrino Simal

Profesor de la Universidad de Sevilla

Réquiem por unas viviendas difuntas

El autor reflexiona sobre la reciente adjudicación de esta parcela vinculada a la Fábrica de Artillería a una empresa vinculada a una inmobiliaria y el triste destino del patrimonio industrial

Réquiem por unas viviendas difuntas.

Réquiem por unas viviendas difuntas.

DEL patrimonio industrial de la Fábrica de Artillería de Sevilla nos deberían interesar las historias de vida, los sucesos cotidianos, los acontecimientos extraordinarios, los recuerdos, las casualidades, los rastros invisibles, los restos tangibles y los rostros emocionantes de todos aquellos que, en algún periodo de sus vidas, estuvieron relacionados con esa fábrica. Ahora, en noviembre de 2022, el mes de los difuntos, van a pasar a ese estado las viviendas de las familias trabajadoras de la Fábrica de Artillería localizadas en la ampliación que se realizó a partir de 1916 en los terrenos de Monterrey, donde ya había un edificio del parque de artillería construido en 1789, y que tienen fachada y puerta a la calle Jiménez Aranda.

La Fábrica de Artillería de Sevilla sigue constituyendo un territorio desconocido, territorio en el sentido polisémico de tierra-dominación, tierra-materia, tierra-suelo, tierra-continente, tierra-comarca. Espacio de conflictos entre lo político, lo social, lo técnico y lo habitado. Espacio complejo de aperturas y fronteras. El sector Monterrey de la Fábrica de Artillería permanece en el olvido desde hace ya casi tres décadas, salvo la exposición celebrada en 2006 con el título Las Fábricas del Sur. Durante este nuevo tiempo / no tiempo, sus antiguos pobladores se han dispersado o han desaparecido. Los antiguos edificios, una vez que cesaron los usos que contenían, han iniciado una nueva vida, resultado de una recombinación compleja de fuerzas y de acciones mecánicas, físicas, químicas, orgánicas, etc. Las calles se han convertido en caminos. Ha aparecido una vegetación espontánea aprovechando las nuevas condiciones edafológicas resultantes de los usos industriales. La lluvia a redibujado las topografías anteriores, generando una micro-cuenca de pequeños arroyos, regatos y lagunas. Los animales, aves, insectos, felinos, roedores y pequeños reptiles, habitan este lugar en una nueva armonía ecosistémica, junto a los animales de paso y los de temporada. Este lugar ha encontrado un nuevo equilibrio.

Pero, claro, los humanos, necesitamos este lugar. En algún sitio está escrito que todo nos pertenece, de hecho, a esos documentos los llamamos escrituras de propiedad. Y la Junta de Andalucía ha adjudicado hace unos días a la empresa Bolinsa Investment, vinculada al grupo inmobiliario ABU, los terrenos de la sevillana fábrica Santa Bárbara, por 27,4 millones de euros.

El patrimonio industrial de Sevilla va a sufrir una pérdida irreparable si no se detiene a tiempo por la acción de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte y del Ayuntamiento de Sevilla, al ser estas las únicas tipologías de vivienda obrera formando calle vinculadas espacialmente a un complejo industrial y que se corresponden con los modelos de viviendas adosadas de una sola planta, en doble crujía y con corral trasero (los números pares de 14 a 28 de la calle Jiménez Aranda) y viviendas adosadas dobles en dos plantas y aisladas en dos de sus fachadas.

Todavía, a estas alturas de siglo, con los avances producidos en materia de patrimonio industrial y de paisaje urbano, tenemos que recordar que no sólo las catedrales, los palacios, los castillos, sino también las fábricas, los molinos, las viviendas de las familias trabajadoras, deben formar parte del patrimonio cultural. A ello hay que unir el testimonio directo de los técnicos, de los trabajadores, de los empresarios, cuando sea posible, para componer una sinfonía de lo laboral, para poder establecer como fueron las condiciones de trabajo, los niveles salariales, las carencias económicas, el ambiente fabril: su higiene, los turnos, la relación con las máquinas. La memoria del trabajo, desde el presente, hacia el pasado, desde el conocimiento reflexivo que dan los años y la experiencia, para que los historiadores cuenten con nuevas fuentes para hacer historia. Para hacer historia antes que los historiadores y los ciudadanos se olviden de nosotros y, nosotros, nos olvidemos de los que hemos sido. Contribuir a una arqueología de la memoria obrera, patronal, técnica, que sugiere, que interroga, que muestra, que interpreta, que enseña, que denuncia, que valora, que, en definitiva, contribuye a hacer Historia y no a destruir la historia.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios