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Crónica de un día

Fran Barquilla

fbarquilla@grupojoly.com

La calefacción de Borrell

Se aproximan tiempos difíciles nos dicen, como si después de una crisis económica, una pandemia y ahora una guerra alguno hubiese sido fácil

Decía el presidente norteamericano, Joe Biden, al anunciar el veto al petróleo y el gas ruso en su país que va a ser difícil y que nos afectará a todos, refiriéndose a los USA, pero como somos parte del imperio, pues ya sabemos... "Defender la libertad tiene un coste" dijo Biden.

Este miércoles, Josep Borrell pidió a los europeos "comprometerse de forma colectiva", aportar gestos personales para limitar el consumo de gas ruso en Europa, aquí en España es algo más del 10%, pero en Alemania son dos tercios del total que consumen. Y recomendó para ello bajarnos la calefacción. Hay que sacrificarse y pagar el coste de esa misma defensa de la que hablaba Biden.

Y vaya si lo estamos pagando. Pero los beneficios caídos del cielo de las eléctricas no se tocan y siguen cayendo, como las bombas ahora. Ese es quizás el problema que siempre pagamos los mismos. Eso genera hartazgo y sobre todo desigualdad, una desigualdad en la que se mueven como pez en el agua esos hombres blancos cabreados que derivan en el Putin de turno.

La gran duda que algunos tenemos con esta guerra es si realmente se trata de una lucha por la libertad y la independencia de una nación o es un conflicto en el que se dirime el reparto de un nuevo escenario energético mundial.

Puede que ambas. La primera es la que pagan los habitantes desplazados obligados por la guerra a abandonarlo todo cargando solo con lo puesto (más de dos millones ya). Los que más pierden sin duda.

La segunda, que también se puede extraer de las palabras de Borrell, es que todo esto en Ucrania tiene que ver con cambiar el poder sobre los recursos energéticos, algo que choca de lleno con enarbolar la bandera de la libertad por otra parte.

Que el jefe de la diplomacia europea nos pida bajar la temperatura del termostato de nuestras calefacciones no es buena señal y casi que las declaraciones se comentan solas, pero en el fondo lo que está pidiendo es que engrosemos la soldadesca que no dispara, pero sí combate en Ucrania.

Si la segunda tesis es la correcta, aquí nos la están colando. Ese conflicto se debe poder resolver por la vía de la negociación, aunque una de las partes haya puesto una pistola sobre la mesa (la otra ha colocado un estrangulamiento económico al agresor) y no pidiéndonos que pasemos frío todos en pos de la libertad.

Se impone rebajar el tono y negociar. Quien sabe, quizá este jueves en Turquía...

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