La ventana
Luis Carlos Peris
El Rey, en su rol de oasis
Qué difícil resulta quitarse de encima lo que sobra. Así es en la vida y como algo que se acentúa en el universo fútbol. Se ve cada verano, este fútbol según Sevilla no se puede quedar al margen y ahí vemos a Betis y Sevilla deseando ir despejando el vestuario mediante futbolistas con contrato en vigor, pero no aptos para la causa según dictamen de los técnicos. En ambas casas abundan estos casos para que se contrapongan el deseo del club y las nulas ganas de dar facilidades de los encartados. Lógico, por otra parte, que cada cual defienda sus intereses.
He ahí el problema, lo contrapuestos que son los intereses de cada parte. Y son nombres bastante ilustres en ocasiones, incluso alguno fue ídolo local no hace demasiado tiempo. Es el caso de Borja Iglesias el más llamativo, ya que pasó de pieza fundamental para la conquista de la Copa en 2022 a descartado en un abrir y cerrar de ojos. Descartado, pero con contrato en vigor más la firme exigencia de destino, ya que sólo acepta volver a su tierra.
También son resaltables los casos en la otra acera, sobre todo los de Januzaj y Rafa Mir, también con contrato suculento en vigor y que nunca justificaron sus respectivas contrataciones. Ambos se están convirtiendo en chinitas en el camino de un equipo que anda a la búsqueda de reencontrarse consigo mismo. Los contratos están para cumplirse, eso debería ser así, pero qué complicado resulta resolver algunos de ellos.
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