La ventana
Luis Carlos Peris
La Ruta de los Belenes
Cuántos somos, Señor, y un hipotético “no hay billetes” colgado en los lugares más inverosímiles. Gente en todas partes, hay que ver lo numerosos que somos, qué barbaridad, cómo cundimos. Gente en la Gran Plaza sorteando la calor urbanita desde su atalaya de punto más alto de la ciudad; gente por las rondas trianeras al fresco de la mareíta que el río se trae de Sanlúcar de Barrameda, esa novia que simultanea el río y el mar. Y si quiere ver gente tome la que fuese autopista de peaje a Cádiz y verá cómo se pone de coches al grito de “lo gratis, cueste lo que cueste”. Claro que si coge la autovía de Huelva y enfila Matalascañas va a enterarse de lo que vale un peine. Y no se le ocurra parar en El Rocío en una mañanita de éstas porque dan ganas de arrojar la toalla viendo a gente arracimada y en bañador vociferando ante la Blanca Paloma. Gente en todas partes, ¿seremos demasiados? Algo de eso habrá pues no parece cosa natural que vayamos donde vayamos resulte imposible estar sin la bulla de turno.
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