La ventana
Luis Carlos Peris
El Rey, en su rol de oasis
Alo largo de la historia, los países han utilizado tres vías para la expansión internacional de sus actividades económicas. La primera se produce vía exportaciones a los mercados exteriores. La segunda tiene lugar a través de la instalación de fábricas en otros países. Y la tercera por la adquisición de empresas extranjeras en sus respectivos países.
La segunda y tercera vías no tienen por qué ser secuenciales y dependen tanto de factores económicos como políticos. Apuntando un ejemplo, los fabricantes de coches de lujo alemanes exportan más de 500.000 vehículos al año a EEUU. El gobierno de este país los presionó durante años para que abrieran factorías en su suelo, cosa que al final han conseguido.
Este tipo de inversiones, suelen ser bienvenidas tanto por los poderes políticos como por los sindicatos y el público en general. Se trata de inversiones que añaden capital al ya existente, crean empleo y, en muchas ocasiones, exportan parte de la producción. Es el caso del automóvil en España, en donde las inversiones las han realizado empresas extranjeras que exportan nada menos que el 90% de la producción.
Sin embargo, cuando se trata de la compra de una empresa nacional por una extranjera, se suelen producir manifestaciones proteccionistas, especialmente cuando se trata de grandes empresas o de sectores tecnológicos clave. En Europa, el campeón en la defensa de sus grandes empresas es Francia, que contraviniendo las propias normas comunitarias o de la Organización Mundial de Comercio bloquea cualquier intento de multinacionales que quieran adquirir una empresa francesa.
Pero es ahora China la que se ha volcado en la adquisición de grandes empresas de Europa y EEUU. A principio de este año, la china Midea adquirió Kuka, empresa alemana fabricante de robots. Durante estos últimos dias, otra empresa china fabricante de chips, Fujian, está intentando adquirir al fabricante de chips alemán Aixtron. En este caso, el asunto se ha complicado porque la propia CIA informó al gobierno del posible uso militar de los chips de Aixtron.
Adicionalmente, los países occidentales han manifestado en numerosas ocasiones la imposibilidad de comprar una empresa china, por el veto seguro del gobierno. Esta asimetría, no se pone de manifiesto cuando la empresa que se va adquirir se encuentra en una mala situación económica o cuando el gobierno es débil frente a China. Durante estas semanas, un fondo de inversión chino está intentando adquirir el portugués Novo Banco (antiguo Espirito Santo). Seguramente tendrá éxito, porque el banco tiene pocas opciones y el gobierno no podrá hacer mucho frente a China.
Si se pone de manifiesto, sin embargo, cuando se trata de países occidentales con relativo peso. EEUU no tiene que consultar con nadie cuando negocia con China. Pero la UE debería unir fuerzas y tener una sola vez en este tipo de negociaciones, porque incluso la propia Alemania resulta pequeña para negociar sola, por no hablar de España o Italia.
Esta ola de adquisiciones por parte empresas chinas va a continuar. Veremos en el futuro fuertes choques entre los gobiernos, tanto cuando se trate de empresas tecnológicas o estratégicas como cuando sean empresas de gran raigambre en un país.
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