CON la perspectiva de Sevilla protagonizando el boom de los tránsitos urbanos en bici y el éxito inicial de su servicio de bicicletas de alquiler, en Alcalá de Guadaíra no querían quedarse atrás en esta contrarreloj de la sostenibilidad urbanística y su ayuntamiento instaló un sistema similar. Pero ha durado sólo un año. Y mucho ha sido a tenor de la escasísima utilización que ha hecho su población de los 40 vehículos a pedales. Sólo tenía 16 usuarios. La causa del fracaso no es achacable únicamente al vandalismo, pues en la capital hay también gamberros similares. Era bien fácil de prever: las bicicletas que se compraron no tenían marchas para subir con un mínimo de comodidad las cuestas de Alcalá. La política es siempre el territorio propicio para descubrir el Mediterráneo aunque lo tengas delante de tus narices. Qué hallazgo: en Alcalá hay cuestas.

El Consistorio dirigido por Antonio Gutiérrez Limones presupuestó en 140.000 euros la instalación y gestión del sistema de bicicletas de alquiler. Con cuatro paradas en la ciudad, su coste mensual era de 4.247 euros. Sin necesidad de pedirle consejo a Alberto Contador, han pedido una subvención de 28.500 euros para comprar nuevas bicicletas que sí tengan un sistema de cambios de marcha para no asustarse ni bajarse del sillín cuando se empina el término municipal.

Visto el precedente, conviene que alguien le eche un ojo a la subvención que la Junta de Andalucía da para construir carriles bici en municipios de más de 20.000 habitantes. Uno es Alcalá de Guadaíra. Además, están Dos Hermanas, Écija, Utrera, Mairena del Aljarafe y Los Palacios. La cuantía máxima por municipio puede ser de 426.000 euros y la menor de 28.500. Ese tipo de carril no debe ser exclusivo de las grandes urbes, hay itinerarios en esas poblaciones y sus entornos que sí justifican el cambio viario. Pero hay calles y barrios en las que meterlo por mera emulación de la capital es un error de principio.