SÓLO Brasil saltó el charco y campeonó. Lo hizo en dos ocasiones, pues una vez voló hacia el este y otra hacia el oeste, que así se las ha gastado en el correr de los tiempos. Sin embargo, ningún europeo ha salido campeón del mundo en América y sólo España se acercó a la hazaña, pero su conquista fue en el continente africano y no en el que ahora acoge la posibilidad de que se rompa la historia y pueda un europeo levantar la copa en América.

Brasil se quitó la depresión que le causó el gol de Ghiggia en el 50 cuando surgió Pelé en Suecia ocho años después y repetiría la faena en Corea-Japón cuando Ronaldo era todavía Ronaldo. Sus otros campeonatos fueron en Chile, México y Estados Unidos. Y en esta última vez fue cuando un europeo estuvo más cerca del éxito, pero los penaltis que en la final mandaron al limbo Baggio y Baresi impidieron que la historia virase a favor de un equipo del Viejo Continente.

También se acercó Alemania al triunfo, pero la Argentina de Maradona pudo con los teutones en un tórrido mediodía del verano de 1986 azteca. Pero puede cambiar todo en este Mundial tras ver cómo se empata a cuatro equipos para cuartos de final. Sólo americanos y europeos en liza para que los partidos de mañana nos dejen otro empate tras el destrozo mutuo del Brasil-Colombia y del Alemania-Francia, dos choques tan apasionantes como de pronóstico inescrutable.

Los otros dos partidos son de un perfil más bajo, pero también inquietantes para todos. Por tradición debería Holanda eliminar a Costa Rica a pesar de Keylor Navas, mientras que, como ya ocurriese en México 86, lo probable es que Argentina pueda con Bélgica. ¿Se irá a la par en semifinales? Es muy posible y ciertamente probable, pero viendo más allá no sé, pues me da la impresión de que si el misil de Pinilla no echó a Brasil, difícil será que se repita el maracanazo.