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LA cosa está que arde. Las cadenas pares arremeten contra La Primera, y de qué forma, por la adquisición de los derechos de la Champions. No soy nada futbolero. Pero en esta ocasión defiendo a la pública. A la que tanto atacan las privadas ahora que ha logrado los derechos. Y a la que hubiesen criticado del mismo modo los espectadores por hacer lo contrario, por no adquirir un evento que es de interés general.

Como contribuyentes, podemos estar tranquilos. La millonada no va a costar ni un céntimo a nuestros bolsillos. Esto es un negocio, y la recaudación publicitaria será superior a la inversión. Eso como contribuyentes. Como ciudadanos, eso sí, hay motivos para la tristeza. Que buena parte de la televisión noble que se produce hoy en día pase completamente inadvertida con cuotas de pantallas ridículas, sí es preocupante. Si recapacitásemos sobre lo que cuestan cientos de programas auspiciados por los dineros públicos para ser vistos por cuatro gatos, más de uno se echaría las manos a la cabeza.

Lo que ocurre en las autonómicas no tiene nombre. El valenciano Canal 9 acumula una deuda de 1.358 millones de euros. Y es casi invisible. Permitan que ponga sobre la mesa el caso de la gala inaugural del XX Festival de Cine de Alfaz del Pi. El evento fue seguido, en el mejor de los casos, por mil espectadores, según los datos oficiales de Sofres. Datos más que fiables. Palabra de Dios. La cuota de pantalla fue del 0'1 %. Sólo una décima. La mínima que contabiliza. Teniendo en cuenta que los segmentos se miden de mil en mil, hay que concluir que la gala de apertura fue vista por una horquilla entre 0 y 1.000 espectadores.

Cualquier canal temático de pago, cuyos responsables celebran su primer Foro en El Escorial, es más visto.

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