SABATINA para despejarnos los otros dos semifinalistas de este Mundial tan sugerente y que enfila como con prisas su recta final. Un sábado de fútbol en estado puro que tiene su kilómetro cero en Brasilia con un Argentina-Bélgica de pronóstico indudablemente incierto entre un grupo que gana a empujones y que no responde a las expectativas y otro, Bélgica, que también avanza con trabajo, pero que sí responde a lo que se le presuponía.

Argentina columbra la posibilidad de tomar el papel de Uruguay para su particularísimo maracanazo así que sea domingo 13 de los corrientes. Nada satisfaría más al furibundo hincha criollo que campeonar en casa de su eterno rival, pero... No da la impresión de que Sabella esté dando con las teclas adecuadas y que todo se circunscribe a la generosidad de Di María y a que aparezca Messi. Afortunadamente para ellos, el primero no se deja una sola gota de sudor y el otro...

Messi es, quien asistiendo o marcando, lleva a su país hacia delante, pero, cuidado, porque su rival de hoy sabe a qué juega y tiene en Hazard a su Messi particular. Lo cierto es que tanto belgas como argentinos pasaron mal que bien a cuartos y que lo de hoy en Brasilia será tarea complicada y, creo, muy igualada. Luego, en Salvador de Bahía, Holanda no olvidará que ahí fue donde empezó a certificar la muerte del campeón con un chorreo de fútbol y, sobre todo, de goles.

Con permiso de ese portero milagro que es Keylor Navas, creo que la experiencia oranje pesará en la tarde bahiana. Costa Rica ha llegado a este nivel de cuartos con brillantez y esgrimiendo con eficacia el factor sorpresa, pero la dupla que forman Robben y Van Persie más la labor asistencial de Sneijder pueden ser argumentos más que suficientes para hacerles ver a los ticos que lo suyo fue bonito mientras duró. Pero estamos en tierra de maracanazo y pronosticar es de mentirosos.