PASA LA VIDA

Juan Luis Pavón

La BBC y el Ayuntamiento

ESCRITORES muy implicados con la izquierda política, como Luis García Montero, Francisco Vélez y José Manuel Caballero Bonald, han manifestado su desacuerdo con la prohibición de un acto en espacio de propiedad municipal sobre el escritor franquista Agustín de Foxá. En cuestiones de literatura e intelectualidad también se queda solo este Gobierno municipal. Es muy significativo. En Sevilla, la izquierda sociológica está muy desencantada con el balance de la coalición PSOE-IU, salvo en la creación de la red de carriles bici. Pero no lo exterioriza en voz alta, por miedo a darle munición a la derecha, salvo que la metedura de pata sea clamorosa y quede uno en evidencia por mantener la boca cerrada. Si la izquierda oficial de la cultura les indica que van contra mano, algo deberían aprender en la Plaza Nueva de este episodio tan torpe y tan contraproducente, porque ha sido la mejor propaganda en favor de Foxá en los últimos treinta años. Y a García Montero no le van a acusar en Izquierda Unida de ser un reaccionario por enmendarles la plana y retratarles como censores.

Estamos a años luz de los países que han prosperado sabiendo integrar a los extremismos para que sigan siendo minoritarios sin darles coartada de victimismo y represión. En Gran Bretaña, la BBC, haciendo gala de su independencia en la gestión de un medio de información público, invitó a su programa Question Time, en horario de máxima audiencia, a Nick Griffin, líder de la ultraderecha británica, que en las últimas elecciones al Parlamento europeo logró 900.000 votos y 2 escaños. Griffin está al frente de un partido legal por muy reprobable desde el punto de vista moral que sean sus alegatos. Y la BBC aguantó las presiones para prohibir que saliera en directo por televisión, porque sus gestores emanan de una sociedad mucho más madura que la española. Son conscientes de que cuando Griffin hace uso de su libertad de expresión se está delatando a ojos de la mayoría de los televidentes, cuyos valores acendrados en la democracia son la mejor vacuna para no verse contaminados por un apóstol de la xenofobia y el fascismo. Es la diferencia entre confiar en los ciudadanos o menospreciar sus entendederas.

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