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Tribuna Económica

Joaquín / aurioles

El 'Brexit' y la libra

Joaquín Aurioles argumenta que la depreciación de la moneda británica es señal inequívoca de las adversas consecuencias económicas de la posible salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.

NO hay forma de procesar la compleja y contradictoria diversidad de razones técnicas y económicas esgrimidas a favor y en contra del Brexit, así que la elección será una cuestión estrictamente emocional para la mayoría de los británicos, aunque entre los argumentos económicos el de la depreciación de la libra admite poca discusión. Conforme se aproximaba la fecha del referéndum y las encuestas identificaban una mayoría favorable al abandono, la libra comenzaba a perder valor en el mercado de divisas, pero la tendencia se invirtió en cuanto que esas mismas encuestas señalaron como favoritos a los defensores de la permanencia. Este comportamiento se ha interpretado como señal inequívoca de las adversas consecuencias económicas del Brexit, aunque lo habitual es que la depreciación de la moneda nacional sea considerada más como una ventaja que como un inconveniente.

La artificial infravaloración de la moneda china desde mediados de los 90 fue sistemáticamente denunciada desde occidente, especialmente desde Estados Unidos, como responsable de una distorsión fraudulenta del equilibrio competitivo internacional a favor de la potencia asiática, mientras que la guerra de divisas durante la crisis fue percibida como una especie de juego subterráneo entre potencias para forzar la depreciación de sus respectivas monedas. Incluso el debilitamiento del euro frente al dólar desde comienzos de 2014 es considerado como uno de los principales vientos de cola a favor de la economía española, así que si la depreciación es tan deseable, ¿por qué se percibe como un inconveniente en el Reino Unido?

En los tres casos señalados (China, guerra de divisas y euro) la depreciación ha sido la consecuencia provocada y consciente de los bancos centrales implicados, mientras que en el caso de la libra y el Brexit la depreciación sería el resultado de la desconfianza en la economía británica y en su moneda. Las divisas se comportan como un activo financiero que opera en un mercado especialmente eficiente (donde las reacciones son completas e inmediatas), en el que las expectativas sobre la evolución de los precios de las propias monedas juega un papel fundamental.

El valor de una moneda se decide en los mercados de divisas y activos financieros. Aumenta cuando la demanda para pagar importaciones y adquirir activos financieros emitidos en esa moneda es mayor que la oferta (por las razones contrarias), por lo que el pronóstico de depreciación prevista tras el Brexit debe interpretarse como reflejo del temor al deterioro de la balanza comercial y, sobre todo, a la desconfianza en los activos financieros en libras. Podría argumentarse que los principales perjudicados serían, en todo caso, las grandes compañías exportadoras y las corporaciones financieras, pero que se conseguirían evitar otros inconvenientes para la mayoría de la población, pero esto tampoco sería cierto. La depreciación de la libra también provocaría el deterioro la relación real de intercambio, es decir, del valor de los bienes y los activos de los británicos frente a los del resto del mundo, lo que significa el empobrecimiento relativo del conjunto del país.

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