SUSANNA Griso ha regresado "encabronada", según confesó ella misma el lunes. Su indignación procedía de las aspiraciones al Banco Mundial del ex ministro Soria, pero seguro que a ella, con tanto nervio, le mosquean más asuntos de la vida diaria, que hay para escoger. Con el pelo recortado, más juvenil, la conductora de Espejo público no debe de tener demasiada queja en su casa. Sandra Golpe la ha relevado muy bien durante el verano y para septiembre se han preocupado para añadirle avíos que permitan que su matinal plante cara a la líder, Ana Rosa, y se mantenga lejos del de La 1, ahora (acertadamente) con María Casado por Mariló Montero. Espejo ha arrancado con las declaraciones de Felipe Juan Froilán y los no-comentarios de política de Cayetano Martínez de Irujo (con esas pronunciaciones en "ao", para ser cercano).

A Griso le han puesto un set apartado para sus entrevistas cara a cara, como el reservado en una cafetería, para que ningún marhuenda se cuele en la conversación. Una mesa apretada para destapar declaraciones. Con el padre de Diana Quer y con Albert Rivera parece haber funcionado dialécticamente, pero ese plano estrecho con fotos fijas despierta una sensación algo agobiante.

Lo del café, bebida confidente y escuchante, ha sido la idea del equipo de Sergio Martín para el nuevo logotipo de Los desayunos de TVE. En este caso por ahora no hay plató, sino una marquesina ante la puerta del Congreso, la misma de las noches electorales. Sergio da más vida a las mañanas de La 1 y hasta conecta con el interior de un café cercano a la cámara parlametaria para dotar de un tono fresco y palpitante a un formato que tiene que oxigenarse.