La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

¡Canal denuncia en la Feria de Sevilla ya!

El Ayuntamiento debe seguir el ejemplo del Consejo y abrir el teléfono para el soplo de chanchullos con las casetas Esta luz de Sevilla El acierto del alcalde Oseluí

La Feria de Sevilla.

La Feria de Sevilla. / M. G. (Sevilla)

El gran Paco Vélez es el presidente del Consejo de Cofradías de Sevilla que está a punto de empadronarse en Roma junto al profesor Roda Peña, el intelectual de la institución cofradiera, el digno heredero del mejor espíritu del inolvidable Jorge Bernales Ballesteros, al que mis padres enseñaron por primera vez la Piedad del Baratillo una mañana de Miércoles Santo. Vélez y Roda están hoy de camino a Roma en esta Semana de Pasión para seguir con los preparativos de todo lo que vivirán las cofradías en 2025. Son la particular Guardia Suiza sevillana de monseñor Saiz, el Juan XXIII del siglo XXI que el Papa Francisco envió a Sevilla. Vélez se ha ido a Roma dejando el pregón celebrado y el canal de denuncia del mercado negro de las sillas debidamente activado. Usted puede delatar ya a los promotores de chanchullos en sillas y palcos. Esto es, las prácticas de esa gente que saca unas perras extras a costa del palco que heredó del abuelo que vivía en Los Remedios tras abandonar la casa palacio del centro. El nieto no puede ni con el primer recibo del IBI de ese pisazo que construyó la promotora de don  Gabriel Rojas, pero trata de sacar hoy un rédito del palco de primera fila, amén de presumir del reloj de alta gama (ya ajado) que lucía el abuelo y del título de la oposición ganada por... su abuelo. Siempre el abuelo. Cierta Sevilla vive mucho de los honores ganados por el sudor de esos abuelos. Los nietos no pueden después ni con la cuota del Labradores ni con la del Club de Vistahermosa. Pero, oiga, como elevan la barbilla...

El caso es que el Ayuntamiento quizás tendría que fijarse en el ejemplo de Vélez. ¿Cómo? Activando el canal de denuncia del mercado negro de casetas de la Feria. No sólo se trata de castigar con severidad a los que no pagan en plazo (Dura lex, sed lex), sino de perseguir a quienes alquilan la caseta por partes (ay, esas dos mesitas delanteras siempre reservadas), por días o por la fiesta entera. Un ejemplo. Usted sabe que hay alguien que goza de caseta alquilada en la calle Pascual Márquez, en una ubicación privilegiada cerca de la Calle del Infierno, pues marca el teléfono del canal denuncia de la Feria y se lo chiva todo al funcionario municipal con esa ansiedad del que echa la primera papilla. ¡Ahí lo lleva! Y se ponen en marcha los inspectores de Fiestas Mayores (y Eternas, de duración) y levantan el debido acta. ¡Eso sí que sería innovar, alcalde Oseluí! Vélez nos ha mostrado el camino contra el mercado negro, el compadreo y los chanchullos. El Ayuntamiento, eso sí, es más transparente porque la relación de titulares de las casetas es pública. El día que el Consejo haga pública la lista de titulares de los palcos de la plaza vamos a saber de la verdadera real maestranza... La otra, no la de los carteles de la guasa. Salustiano, perdónanos. 

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