VA el tipo, que estaba encargado de hacer un puré para 151 personas, y dice: "yo no he fallado. Ha fallado el fuego". Cerezo, concursante de Masterchef, tiene madera de político. Cuando no tienes justificación , y a falta de escrúpulos, puedes utilizar una excusa que te autoexculpe. Me lo estoy viendo ya mismo de concejal.

L a 1 ha estrenado su reality cocinero y el engrudo no tiene mala pinta. Está más estirado que un hojaldre, como cualquier otro entretenimiento de prime time, pero resulta interesante esta lucha contra el tiempo, contra los elementos físicos y humanos (el jurado, otros estirados, más correosos que un filete pasado de llama) y con la imaginación y la destreza como aliados. Todos vamos a aprender con este programa. Eso ya es bastante para La 1 actual. Eva González hace de Raquel Sánchez Silva y los que de fuera de Andalucía le han reprochado sus eses refinadas es porque no han visto su evolución en Se llama copla. La modelo mairenera ha ido curtiéndose ante la cámara y no lo hace peor que la media madrileña. Lo de Masterchef le llega en un buen momento. Si ahora se pluriemplea es porque ya sospechará que el coplerismo de Canal Sur tendrá que descansar. Millones de andaluces, además, lo agradeceremos.

Entre los concursantes se reparten las generaciones, los caracteres y las ínfulas y la convivencia dará jugo, como cualquier reality, a medida que avance el programa. Comenzaron con un rancho cuartelero, en plena oda a las Fuerzas Armadas, que vino a remachar el valor de nuestros soldados.

El jurado, lo dicho, demasiado envarado, pide a gritos un sketch en La noche de José Mota cuanto antes. Jordi Cruz, por la voz, parece que se ha comido a Agustín Bravo y Pepe Rodríguez es un reproche en sí mismo. Eliminaron a una tal Paloma, una de esas chicas que no se merecía salir de la cocina. Pero han dejado el puchero puesto a hervir de gente polémica y llorica...