PUEDE darse con toda probabilidad el caso de que el Betis se encuentre en la tercera jornada con un rival que ya tuvo en la primera. Y eso no parece serio y es como si adulterase una competición con demasiados puntos oscuros. Munir jugó los últimos veinte minutos del partido inaugural defendiendo la camiseta del Barça frente al Betis y es más que probable que vuelva a intentar batir a Adán sólo tres semanas después y con distinta camiseta.

No es serio que tal hecho ocurra, pero no es el primero ni será el último. Todo nace de esa arbitraria decisión de que el cierre de mercado se produzca tras haber echado a andar la competición. Le quita seriedad a las ligas esta normativa tan absurda y gratuita que no le gusta a nadie. Entonces, si no le gusta a nadie, ¿por qué no se baja la persiana del mercado antes de la jornada inaugural? Eso nos preguntamos, pero la callada por respuesta demuestra su falta de sentido.

Otra cuestión es la designación de horarios. Si la Liga amenaza con sancionar a los clubes que no llenen la grada que sale por la tele, cómo se le ocurre poner en viernes siempre al mismo. El viernes es un día laborable y, aunque la cota del paro es muy alta, a la hora del partido hay mucha gente trabajando. Por tanto, lo más posible es que no sea el viernes el día de más tirón taquillero, con lo que esa grada puede verse más despoblada de lo que está en un horario más comercial.

Pero es que la insistencia en viernes como local que está sufriendo el Betis puede acarrear unos daños posteriores. Habrá socios que al no poder asistir los viernes al estadio tomen la decisión de borrarse, con lo que el daño al club puede ser considerable. Ya sé que la televisión busca la mayor rentabilidad, pero eso tiene el peligro de desertizar los estadios y abarrotar la salita. Y si eso ocurre, a ver con qué autoridad puede sancionar Tebas a un club que no llene su estadio.