ESTA semana se celebra el Festival de Economía y Comedia en la ciudad de Kilkenny en Irlanda. Hace unos años, en lo más profundo de la crisis, a los organizadores se les ocurrió tratar la austeridad que se imponía al país uniendo análisis académicos con un ingenio sarcástico, que llevara a inflamar la opinión pública sobre cuestiones a las que se dio -y sigue dándose- una falsa solemnidad. Que la pequeña ciudad del sudeste de Irlanda reciba más de 5.000 participantes, pagando su entrada por asistir a los debate-espectáculo con economistas y personajes del mundo del teatro, da una idea de cómo mueve a la gente que se ponga voz a los problemas sociales con la chispa que proporciona la comedia.

Uno de los temas estrella del festival de este año es el boom inmobiliario, que hizo subir meteóricamente la economía del país para luego hundirla, tema con el que tanto tenemos en común. Mirando a nuestra realidad, llevamos años pendientes de cómo sale adelante el sector inmobiliario, y nos aferramos a señales que indiquen que se mueve, aunque sea un poco. Si nos acercamos al mercado hipotecario, hay cuatro cuestiones que son interesantes. Una, la caída del Euribor a un año, que es la referencia principal de los préstamos, que está ahora en 0,154%; y, con él, el tipo medio hipotecario para adquisición de vivienda, en 2,117%. Pese a las controvertidas cláusulas suelo, sobre las que en mi opinión no debería generalizarse sino ver cada caso en concreto y si el contrato es claro, el bajísimo tipo medio actual es un impulso para la vivienda. En segundo lugar, aunque el saldo hipotecario cae respecto a hace un año, porque se amortiza más crédito que se da, y además no cuentan ya los préstamos traspasados de los bancos intervenidos a Sareb (la sociedad para la adquisición de préstamos de la reestructuración bancaria), se comprueba que hay nuevo crédito para nueva actividad. Una tercera cuestión son las operaciones hipotecarias para financiar vivienda, que suben anualmente un 19%, aunque habían caído mucho y siguen bajas. También desde el sector bancario se proporciona financiación a otras entidades que invierten en vivienda, como las sociedades cotizadas de inversión inmobiliaria y los fondos, que aunque tienen sus accionistas y bonistas, financian operaciones con crédito bancario. Y en cuarto lugar, las compras de vivienda que se hacían con hipoteca eran un 65% hace ocho años, bajaron hasta el 27% (las escasas compras se hacían sin préstamos), y ahora suben de nuevo al 45%.

Estamos todavía lejos de una recuperación, pero los instrumentos financieros no deberían servir para facilitar la especulación y las burbujas que, como se recuerda en el festival, son recurrentes en la historia de Irlanda y de España. No me resulta particularmente atractivo hacer chistes sobre economía, quizás porque me muevo en el ámbito de la segunda, pero es verdad que, como apunta uno de los participantes en el festival, la nueva economía sobre el comportamiento real público y privado en los mercados cambia los razonamientos oficiales con giros que no son intuitivos, que es justo lo que hacen los chistes.