pilar / cernuda

Cuestión de confianza

No favorece a la hija del Rey hacerse pasar por ignorante de las cuentas de su casa ni de los balances de las sociedades de las que formaba parte

HA ocurrido lo previsible. La Infanta ha insistido hasta la saciedad en que tenía toda la confianza en su marido, las acusaciones han expresado su falta de confianza en que doña Cristina fuera desconocedora absoluta de todo lo que ocurría en torno a las sociedades Nóos y Aizoon de las que formaba parte, los abogados de la hija del Rey se sienten satisfechos de la seguridad con que ha respondido durante seis horas ante el juez José Castro y los abogados de las acusaciones particulares se han quejado de que la imputada no sólo no ha querido responder a sus preguntas sino que a la mayoría de las preguntas del juez respondía que no sabía, no recordaba, y negaba algunas de las operaciones que se utilizaban en su contra.

El juez Castro tendrá que decidir sobre el futuro de la Infanta, si considera creíbles sus explicaciones y le levanta la imputación o si, por el contrario, ve indicios de delito en sus actuaciones, mantiene la imputación y es la Audiencia de Palma la que en su día diga la última palabra

Que haya ocurrido lo previsible no significa que la infanta Cristina haya salido con su imagen incólume tras el episodio judicial de ayer en Palma. Existe coincidencia en que acudió muy bien preparada a su cita ante el juez Castro, los abogados Miquel Roca y Jesús Silva realizaron un buen trabajo en ese sentido, pero cosa distinta es la opinión pública, independientemente de lo que en su momento determine el juez Castro respecto a la imputación.

No favorece a la Infanta hacerse pasar por ignorante de las cuentas de su casa, ignorante también de las cuentas de sociedades de las que formaba parte e ignorante de cómo administraba su marido el patrimonio común. Sin embargo, personas que conocen bien a doña Cristina aseguran, desde mucho antes de su imputación, que la confianza en Iñaki Urdangarín era ciega hasta el punto de que se irritaba con quienes le advertían que debía estar atenta a la marcha de sus negocios. Incluso ahora que parece claro que su marido promovía operaciones que no se ajustan exactamente a lo que marca la ley, doña Cristina lo niega rotundamente, defiende a Urdangarín y responde que los dos son víctimas de una campaña que tiene como objetivo la abolición de la Monarquía. Una actitud que, por conocida, hacía previsible que su comparecencia ante el juez Castro transcurriera exactamente en los términos en que se ha desarrollado.

Es terca, dicen quienes la conocen bien. Y defiende con uñas y dientes a su marido. Antes de entrar en la rampa que la conducía al juzgado ha tenido oportunidad de ver las banderas republicanas y escuchar los gritos antimonárquicos. Circunstancias que para ella evidencian que tiene razón cuando se dice víctima de una operación contra la Corona. En ese sentido, el abogado de la organización que promueve Julio Anguita, Foro Cívico, podía haber sido más prudente en sus declaraciones a los periodistas.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios