CUESTIONES irrelevantes, por utilizar la terminología de Rajoy, han provocado un tsunami en el PP. La sangre no ha llegado al río porque Rajoy no permite que las rencillas personales pongan en jaque el partido. Habrá que ver ahora si sus palabras, muy firmes, se las lleva el viento o los que andan a la greña recogen velas y se dedican a sentar las bases para que el PP recupere votos.

La mayoría de los miembros de la Directiva Nacional se mostraban ayer aparentemente satisfechos de la reunión y tanto Rajoy como Cospedal y Floriano fueron aplaudidos con fuerza, como si los cargos del PP quisieran visualizar así su pretensión de pasar página a las rencillas últimas y ponerse a trabajar, que es lo que toca.

Las cuestiones no tan irrelevantes del PP, que Rajoy intenta superar con el chute de responsabilidad que insufló ayer a su gente, coinciden con noticias que afectan a otros partidos con protagonistas muy conocidos.

Si hace un mes hubieran dicho que el ex ministro de Justicia López Aguilar pediría la baja en el PSOE mientras no se aclare la denuncia por malos tratos de ex mujer, nadie lo hubiera creído. Y Toni Cantó finalmente ha decidido entregar a su acta de diputado de UPyD. Es paradójico que la persona que creó el partido, Rosa Díez, se haya convertido en el principal obstáculo para converger con Ciudadanos, que es lo que desea gran parte de la militancia.

Cuando se acercan unas elecciones, suelen producirse choques por la elaboración de las listas; todo el mundo intenta, a codazos, colocarse en un lugar con posibilidad de conseguir escaño. En esta ocasión, sin embargo, las discrepancias surgen por discrepancias en la estrategia… y por diferencias personales.