JOSÉ Bretón asesinó a sus hijos Ruth y José, de 6 y 2 años, el 8 de octubre de 2011 según un plan que llevaba preparando varias semanas. Los llevó a la finca familiar de Las Quemadillas, en Córdoba, los sedó y después quemó sus cuerpos en una hoguera que preparó especialmente. Posteriormente montó una coartada para intentar hacer creer a todos que los pequeños se le perdieron en el parque Cruz Conde durante un descuido. El objetivo que perseguía al llevar a cabo esta acción era vengarse de su mujer, Ruth Ortiz, por haberle planteado el fin de su relación de pareja. De forma unánime y con una claridad meridiana se expresa el veredicto que hizo público ayer el jurado popular encargado de juzgar este caso. Después de tres días de concienzudo análisis de las pruebas y testimonios aportados en el juicio, los nueve miembros del tribunal popular no tienen duda alguna de dicha culpabilidad, del móvil que provocó el crimen, del modo en el que el acusado se hizo con la gasolina y la leña necesarias para crear una pira funeraria ni de que intentó montar una estrategia de distracción para eludir la acción de la Justicia. Cabe destacar la claridad del veredicto del jurado y el interés que éste ha demostrado por avalar hasta el extremo todos los hechos que considera probados. En un caso tan difícil y mediático como éste, la institución del jurado popular sale reforzada y demuestra que es capaz de dictar justicia abstrayéndose del ruido mediático generado a su alrededor. Un ruido mediático que en determinados momentos ha sido excesivo y ha superado algunos límites. El fallo viene a destacar también que la obstinación del juez instructor del caso, José Luis Rodríguez Lainz, y de la Policía para demostrar desde el primer día que José Bretón había matado a sus hijos ha sido determinante. Ahora le toca al magistrado presidente de la sala, Pedro Vela, emitir la sentencia, algo que se prevé sea antes de final de este mes, y calibrar si impone los 40 años de prisión que piden tanto la Fiscalía como la acusación particular. El abogado defensor, José María Sánchez de Puerta, por su parte, se apresuró ayer a anunciar que recurrirá el caso e insistió en la inocencia de su cliente. Más allá de las cuestiones legales, el veredicto emitido ayer pone fin a casi dos años de sufrimiento para una familia y, sobre todo, una madre, Ruth Ortiz, que escuchó el fallo en la misma sala de vistas y lo recibió, según señaló su abogada, como "un respiro, una tranquilidad y un paso más" de un capítulo que espera cerrar cuando pueda "hacer el luto enterrando los huesos". Ojalá pueda hacerlo pronto y mitigar, en lo posible, el inmenso dolor que siente por la pérdida de sus hijos.

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