ESTAMOS ante lo más positivo que le ha ocurrido al Betis en esta temporada. Se trata de la irrupción de un joven talento y que bien pudiera ser considerado como lo mejor que ha salido de la cantera bética después de Joaquín. Es un futbolista muy de por aquí abajo, pero con capacidad de sufrimiento y buenas dosis de generosidad que aúna con una repentización considerable más una conducción de cara levantada y buen regate.

Y como a perro flaco, todo se le vuelven pulgas, no tiene otra salida la dirección del club que atarlo a la mayor brevedad. Demasiado tiempo en el escaparate un futbolista tan vistoso es peligrosísimo y ahora que el Betis tiene que ir pensando en qué equipo de futuro ha de conformar, todo pasa por no dejar escapar a un futbolista como el utrerano. Su renovación mejor hoy que mañana y mañana que pasado, pues el panal se está llenando de moscas a pasos agigantados.

Explicó Pepe Mel su suplencia de forma bastante convincente, pero también se le podría argüir que los experimentos, mejor con gaseosa que con champán francés. Si el domingo, Osasuna rentabiliza el fútbol que realizó en el primer tiempo, de muy poco habría servido el posterior concurso de Ceballos. Espolear a un futbolista es bueno, pero en la balanza no sé qué tiene más peso, si el banquillazo motivador o privar al equipo durante un tiempo de un jugador determinante.

La teoría de que los buenos han de jugar siempre es irrefutable, de ahí que no se entendiera bien cómo se prescindía de su fútbol y de su dinamismo. Dice Mel que, tras haber reaccionado positivamente, será el encargado de llevar la manija. Mejor tarde que nunca, como mejor será temprano que tarde la renovación de su contrato. Tanto tiempo en el escaparate es peligroso y a ver si de una vez en el Betis se toman las medidas oportunas para no mostrar a ningún futbolista sin atar.