NOTICIA de notable calado en la acera bética ha sido la sorprendente destitución de Lorenzo Serra como entrenador del AEK heleno. Sorprende en la distancia que un entrenador sea relevado de su cargo cuando el equipo que adiestra registra los mejores números de su historia. Porque un equipo que lleva de líder todo el curso pierda dos partidos no echan a un entrenador y si, además, continúa inopinadamente vivo en Europa, menos ayuda a comprenderse dicha destitución. Claro que todavía se digiere peor que el hecho se produzca en la víspera de un partido como el que anoche disputó el equipo ateniense con el Getafe.

Y tan sorprendente noticia, como no podía ser de otra manera, sirve ya para que a Serra le pongan delante el ventilador que le salpique de mierda. Ventilador, por cierto, que no sería la primera vez que funcionase en pleno rostro del balear. Es moneda de uso común entre felones y demás gente de mal vivir recordarle a Serra que nunca ganó nada sin Lopera. Y lo dicen como si no fuese archisabido que tampoco Lopera ganó algo sin él. Pero si por no ganar algo, bajo el mando omnímodo del de Jabugo Street no fue capaz el Betis ni de ganarle al Sevilla sin Lorenzo en el banquillo... Cómo se pueden esgrimir tales felonías, esas semiverdades que son las peores mentiras.

En este fuego graneado que padece el Betis, bien se haría de una puñetera vez rescatar el buen uso del respeto a las personas que fueron o significaron algo en el club. Y dejarse de tirar piedras escondiendo la mano o de lanzar infamias y calumnias que los lanzadores, mejor que nadie, saben que son falsas. Mejor sería por el todavía milagrosamente vivo Real Betis Balompié que imperase la cordura y que se dejase de abatir a personas que simbolizaron mucho, o algo, en una historia que, afortunadamente, no empezó el 30 de junio de 1992, la fecha más nefanda que recuerdan los béticos. Conque dejemos en paz a un personaje como Lorenzo Serra, por favor.