La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Delon y la inquisición de género

En las democracias avanzadas crece esta inquisición con listas negras de creadores, películas y canciones

La inquisición de género, que en vez de tener un castillo en Triana como tuvo la otra, utiliza las redes como denuncia (casi siempre anónima, así son las inquisiciones), sala de tortura, audiencia para juzgar y plaza pública en la que quemar, ha emprendido una campaña contra Alain Delon acusándolo de maltratador, machista y homófobo; y contra el festival de Cannes por darle una Palma de Oro por el conjunto de su carrera. Con razón y un punto de gracia desde el festival han dicho que no le dan el premio Nobel de la Paz, sino que premian su carrera cinematográfica. Una nadería, cualquier cosa, una tontería. Total, ¿qué supone interpretar películas de Clement, Visconti, Antonioni, Melville, Duvivier, Verneuil, Cavalier, Losey, Godard, Enrico, Giovanni, o Malle? Sólo sus interpretaciones en Rocco y sus hermanos y El Gatopardo con Visconti, El eclipse con Antonioni o El silencio de un hombre, Círculo rojo y Crónica negra con Melville le harían merecedor de esta distinción.

En las democracias más avanzadas del mundo ha crecido esta inquisición de género, importada de Estados Unidos, que destroza carreras, censura libros y establece listas negras de películas y canciones. Los americanos siempre han sido muy dados a las campañas puritanas, desde la ligas de la templanza -con la tremenda Carrie Nation que se fotografiaba con una Biblia en una mano y un hacha en la otra, dado su gusto por irrumpir en los bares para liarse a hachazos con las botellas- que condujo al disparate de la Ley Seca hasta la Legión de la Decencia que en los años 30 logró que Hollywood se impusiera un código de autocensura o, más recientemente, la Parents Music Resource Center, encabezada por la mujer de Al Gore, que estableció una lista de "canciones sucias".

Lo nuevo es que antes estos movimientos surgían de la derecha más reaccionaria y los sectores religiosos integristas, mientras ahora lo hace de la izquierda progresista y el feminismo. Baste el ejemplo de Allen: las editoriales se niegan a publicar sus memorias, Amazon tiene retenida desde hace más de un año Día de lluvia en Nueva York, su última película (se podrá ver en España y otros países europeos en octubre), y no encuentra productora en Estados Unidos para su nuevo proyecto, que tal vez pueda rodar en San Sebastián. Aunque quien sabe. Visto lo de Delon parece que la inquisición de género también funciona en Europa.

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