Visto y oído

Francisco / Andrés / Gallardo

Dientes

SI tú me dices Ben, yo te respondo que ese Ben es un diamante en bruto, de lo bruto que es. Es uno de los cachorros que tiene a su cargo Luis Bassat en El aprendiz y desde los tiempos de Aída Nizar no se veía un tipo tan creído de sí mismo y con un instinto homicida a flor de piel. Bassat por ahora lo tolera con cierto asco porque su reality de cría de tiburones en cautividad televisiva está empezando. Ben, corbata, traje y una cara de mala idea tan acorde con su cerebelo de dinosaurio, es una máquina de matar y en Sálvame haría las delicias. Como por ahora está en La Sexta, ahora que Telecinco vuelve a molestar a los tribunales por un quítame un prestigio y un montón de anuncios, aún falta tiempo para que dé el salto. Ben dejó en pañales a la alegría del programa de estreno, el tal Juancho que dimos reseña por estos lares.

El susodicho Benjamín se cargó este lunes a quien era su líder por una diferencia de pareceres. No es que sea crea bueno, sino que se vanagloria de ser el "mejor", lo que fue respondido con una bofetada en guante de terciopelo dialéctico por parte de Bassat. Un personaje como Ben convierte en ficción puntiaguda el frío reality de La Sexta, que habría ganado con resúmenes diarios. Pero se encuentra en una cadena que debe dosificar sus perlas del prime time, porque para estirar y maltratar por la reiteración, ya tiene el resto de las franjas.

El aprendiz aguanta, pero la maldad que priva en la noche de los lunes es la de La señora. La serie sigue siendo aquel serial de lujo asturiano, bien ambientado y de personajes tan maniqueos, tan reconocibles, que atraen a seguidores que no quieren complicarse las meninges. La señora no se desmarca de las líneas del Arriba y abajo de los tiempos de Primo de Rivera. Mundos y enfrentamientos en una dictadura de plastilina.

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