REMOLÓN es el Ayuntamiento de Sevilla para dar ejemplo de rebajas salariales y supresión de sobresueldos. La ética está por los suelos y en la bulla nacional de los recortes quieren pasar desapercibidos para ver si se consolida este anticipo de verano a 40 grados, que con la galbana a nadie se le ocurra hacer el conteo de qué nóminas no pierdan euros, y así congraciarse con el mayor número posible de personas adscritas a las empresas municipales, elegidas a dedo o por métodos edificantes.

Izquierda Unida le enmendó ayer la plana al PSOE para evitar que excluyera del ajuste retributivo a los asesores y demás personal de confianza que contratan directamente los grupos políticos. Es la doble moral de Monteseirín: le pide sacrificios a todos los sevillanos, y quiere salvaguardar a quienes entran en la órbita del Ayuntamiento sin aprobar unas oposiciones y sin necesidad de acreditar formación y experiencia de primera división. Algunos de esos asesores tendrían que asesorarse de cómo estar en la calle buscando trabajo, en lugar de vivir del pesebre. Con gestos como éste, el alcalde y su partido tipifican implícitamente como personal de segunda división a los funcionarios de carrera, a los que ahora se somete de modo indefectible al tijeretazo, y habitualmente al ninguneo de sus saberes y su actitud como garantes de la legalidad.

Celebro la unanimidad de PSOE, IU y PP para suprimir las dietas que se cobran por asistencia a los consejos de las empresas municipales y organismos autónomos. No debería ser una renuncia coyuntural, sino la definitiva eliminación de este chollo. Si los técnicos perdieran el miedo a hablar, le contaría a los sevillanos cuán escasa es la aportación profesional e intelectual de muchos concejales a esas reuniones. Cobrar dietas por su papelón (de marisco) en Mercasevilla, o por ir a contramano de la lógica económica en Tussam, es otro de tantos ejemplos del dispendio a mayor gloria de la ineficacia, y a costa de los pobres a dieta.