Distinta crisis, mismos errores

Ya hay avisos de que esta crisis pandémica acabe mutando en otra financiera pero el Gobierno se cree sus propios embustes

La gestión de la pandemia de Covid-19 ha creado una crisis económica que va a tener efectos devastadores en la economía en todo el mundo, aunque de manera desigual. Las restricciones a la movilidad ha golpeado con dureza al sector servicios, singularmente en las actividades que tienen gran incidencia en la economía andaluza en general y sevillana en particular: hostelería, servicios turísticos o entretenimiento.

Aunque el origen sea totalmente distinto y no estemos ante el estallido de ninguna burbuja financiera ni inmobiliaria, las consecuencias para la población pueden ser igual de graves. Ya hay impacto en el empleo pese a que cientos de miles de trabajadores siguen inmersos en expedientes de regulación temporal de empleo que frenan de momento los despidos masivos.

Y si la gestión sanitaria sigue siendo muy mejorable, también en esta segunda ola, con el Ejecutivo central eludiendo su responsabilidad respecto a una competencia que es del Ministerio de Sanidad, la económica asusta más: se están cometiendo los mismos errores que agravaron la Gran Recesión.

El gasto público se ha disparado de forma exponencial, incurriremos en un déficit muy alto -que será aún mayor de lo que nos dice el Gobierno de coalición de PSOE y UP si tienen razón el FMI, la Airef y el Banco de España en su cuestionamiento de los ingresos del Presupuesto de 2021- y, lo peor de todo, la deuda pública se elevará a niveles récord, por encima del 120% del Producto Interior Bruto y sin visos de que pueda reducirse a corto plazo sin tomar medidas y pronto, como acaba de recordar la Comisión Europea (CE).

Si lógicamente al lector le preocupa contagiarse del virus y las consecuencias para su salud y hasta su supervivencia, no debería estarlo menos por las derivadas económicas.

Tenemos un Gobierno tan irresponsable como lo fue en términos económicos el de José Luis Rodríguez Zapatero desde el segundo semestre de 2007 hasta el primer semestre de 2010, cuando se impusieron los recortes desde Europa y el FMI. El actual además prioriza lo ideológico en la política económica cuando estamos en una emergencia. Sanitaria sí, pero también financiera, porque una parte sustancial del tejido productivo está en riesgo cierto de desaparecer. Los avisos de que esta crisis pandémica acabe mutando también en otra crisis financiera ya llegan desde la CE y desde el Banco Central Europeo. Pero el Gobierno, como aquel de ZP, sigue creyéndose sus propios embustes.

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