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Contra el Dr. No

ESCRIBÍA Rubén Amón en El País que la intervención de Pedro Sánchez en la investidura fue sobreactuada, "especialmente cuando erdoganizó o putinizó al presidente del Gobierno, acusándolo de amputar las libertades, de amoldar las leyes a sus intereses, de ejercer el absolutismo y de pervertir arbitrariamente las instituciones". Que este Dr. No acuse a Rajoy, Mariano Rajoy, de haber "demolido la democracia" es, según Amón, un argumento "construido con oportunismo y frivolidad excesivos" e "incluso ajeno al veredicto de las urnas", que Sánchez se resiste a aceptar. Efectivamente, al líder del PSOE parece importarle poco que el PP le aventaje en 52 diputados tras mejorar en junio los resultados de diciembre, mientras él los ha empeorado. Desde la otra orilla el New York Times le urgía a abstenerse para facilitar la gobernabilidad porque "ningún país puede mantenerse en el limbo político por mucho tiempo sin riesgos".

Todos menos él, a ambos lado del Atlántico y en nuestro país con una rara unanimidad entre los medios por distintas que sean sus líneas editoriales, saben que ir a unas terceras elecciones sería un desastre y que intentar ser presidente con el apoyo de Unidos Podemos, sus confluencias y los independentistas radicales sería un desastre aún mayor para el país y para su partido. No puede ser casual que coincidieran los titulares de El País ("El portazo sin alternativa de Sánchez aboca a elecciones"), El Mundo ("El portazo de Sánchez aboca a unas terceras elecciones") y Abc ("El PSOE mantiene el bloqueo a España").

¿Todos, menos él, están equivocados? No. Todos, menos él y los podemitas que querrían convertir España en la Venezuela de Europa, saben que la salida más sensata para la nación y su partido es la abstención que le permita ejercer una oposición dura frente a un Gobierno vulnerable. Esto haría posible la gobernabilidad de España aunque sea a trancas y barrancas, obligaría a pactos de estado imposibles sin el PSOE -lo que le daría un poder que iría más allá del liderazgo de la oposición-, le permitiría recuperar a su partido de sus dos batacazos electorales y acentuaría el progresivo adelgazamiento de Podemos -recuerden a Andreotti: "El poder desgasta a quien no lo tiene"- que, no se olvide, estuvo a punto de zampárselo y volvería a intentarlo si lo refuerza dándole poder pactando con él. Debería revisar el primer Bond: el Dr. No siempre pierde.

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